Fresquita. Entra la mañana por el aire. Y yo desnuda. Con las ventanas abiertas. De par en par.
Después de la noche. Profunda. De sueño ligero. De sueños revueltos. De calor denso. Ya no hay quien duerma. Algo duermes, pero duermes mal. Se duerme raro. Se descansa poco. Se dan vueltas. El calor da vueltas sobre ti. Tú sobre las sábanas. Eres un nudo de tela, cuerpo insomne, sueños desordenados, y calor pegajoso. Son las ocho y media. Cinco minutos más. De baba colgando sobre la almohada. Te quedaste dormida, pero apenas lo recuerdas. Ahora, medio despierta. Mientras colocas el tirante dle pijama, y abres la oscuridad al sol. Subes las persianas. Despliegas las ventanas. Te estiras. Sonríes al mundo. Y te envuelve el aire. Fresquito. De la mañana. Qué rico. Respiras. Cierras los ojos. Vuelves a bajar el tirante. Bajas el pantaloncito del pijama. Subes los brazos. Dices adiós al maldito tirante y al resto de la tela. Te estiras de nuevo. Desnuda. Te pones de puntillas. Y tomas el aire. Y tu piel es el aire. Y tus pezones son el aire. Y tu ombligo es el aire. Y tu pubis una nube, que pasa, que corre. Fresquito. Abres los ojos. Murmullos en la acera. Gente que corre. Quizá te han visto varios vecinos. Quizá. Puede. Qué vergüenza. Qué sexy también. Hace corriente. Brisa en mi culo. Brisa en mis pechos. Parecen dedos. Fríos. Fresquitos. En una piel nocturna todavía con sueño, todavía templada, todavía sola, con su vergüenza y su sexy. Todavía es temprano, para la nada. La hora en punto para el aire que entra. Y me tumbo. Sobre la sabana bajera. Ya fresca. Mi cabeza sobre la almohada a rayas. Ya fresca, también. Y esta mano fresca, de esta mente fresca, con estas ganas frescas, se dirige al pan. Carne y brisa. Dedos y aire. Calor y fresco. Vergüenza y sexy. Frente a la ventana abierta. Mientras la acera habla. Yo guardo silencio. Guardo la ropa. Guardo la vergüenza. Abro mis piernas. Para que me folle el aire. Esta piel de gallina. Estos pezones de piedra. Este clítoris de gominola. Sale al aire frío, mi flujo caliente. Y un gemido que es un susurro. Casi no me oigo. Se lo lleva el aire. Mientras pellizco un pezón. Mientras violo la parte de mí que todavía está caliente. Con tres de mis dedos. Y gimo de nuevo. Para escucharme mejor. Acelero el ritmo. Se acelera el pulso. Se acelera el aire que entra. Vendaval. Remolinos de aire sobre mi piel desnuda. Remolinos de carne sobre mi coño desnudo. Vueltas, vueltas, vueltas. Creo que voy a correrme. Y me corro. Y me dejo llevar. Por un orgasmo fresco. Un calambre fresco. Unos temblores frescos. Un ay. Aprieto mis piernas. Aprieto mi mano sobre mi vulva. Aprieto los ojos. Para ver a quien quiero ver. Y sentir un beso fresco. Después de una paja fresca. En esta mañana fresca. Antes de darme una ducha fresquita. Porque tengo que irme. Cuando todo lo que yo quisiera. Es volver a dejarme ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario