Uno, dos, tres, cuatro.
Cuatro he cazado hoy en mi pantorrilla. Asomaban rebeldes e inhiestos, allí ,entre mi suave y dorada piel.
Ya no he podido estar sentada a gusto. Cada vez que me acariciaba la pierna, ahí estaban. ¡ malditos!!!
Los odio. No soporto ni uno de más de en mi cuerpo. Y sin embargo, tampoco soy del gusto de tener uno de menos. Me dan igual las modas, los clichés y los magazines femeninos. Yo soy de tener la cantidad de pelo justo, la precisa, la exacta, es decir... muy poquito.
Lo cual es una condena que a su vez conlleva a una tortura.... abre las persianas Pommette, que entre bien la luz. Enchufa esa depiladora eléctrica del demonio que tiene más años que el catarro. Deja que el ambiente se empape de ese sonido a cortacésped comatoso. Quédate en bragas ante el fresco del otoño. Abre bien las piernas, y comienza la carnicería.
Ay, ouch, uy, uf, ups. Esa sábana bajera cuajada de motitas negras ya no es blanca. Parece que una gata negra en celo ha decidido mudar aquí la piel. Habrá que echarla a lavar al terminar... si sobrevivo. Mira como se inflaman los poros, que tonalidad carmesí más lograda... ¡¡ son verdaderas piernas de leprosa!! Qué monas ellas, sobreviven anestesiadas por su propio dolor. No se puede tener una piel tan suave, tan delicada, tan asertiva. Por suerte los muslos no hay que tocarlos. Jamás han sido desvirgados, ni con cera, ni cuchilla, ni aparatos diabólicos y voltáicos.
¿Suerte he dicho? ¡ Ja! Ahora vienen las ingles. Y para efectuar este viaje, amigos, hay que ser verdaderamente valiente, una amante del riesgo. A veces me pregunto por qué esta linda actividad no está incluida en una tourné masoquista. Hay que intervenir, cercenar, desbrozar y dejar el pubis lo más retocado posible. Nada de muñecas nancy, nada de ingles brasileñas, sólo una fina línea en unos labios que puedan demostrar que son de mujer y no de impúber.
Podría terminar con todo ésto facilmente, sí, sucumbiendo a la llamada de las cuchillas desechables. Lo he hecho muchas veces, y siempre terminamos de la misma manera: asistiendo al nacimiento de un matorral de púas de erizo que raspan las caricias y atraviesan mis medias sin piedad.
Pero ya me váis conociendo, sabéis que nunca hay mal que por bien no venga, y detrás del desollamiento llega la crema. Yo ahí, abierta, dolorida y sin bragas. Y tanta suavidad por estrenar...
... a no ser que tú tengas otros planes. No hay nada como tu polla muy dura deslizándose coño adentro, por entre una piel todavía tierna y magullada, que la absorbe lentamente hasta una buena embestida final.
Jajajaja! Eres increíble pequeña P.
ResponderEliminar¡ vaya!
EliminarSuerte de esa crema...!!
ResponderEliminarsuerte.. puede ser buena, o mala :)
EliminarBuena, siempre buena suerte ;)
Eliminarnunca sobran los deseos de buena suerte :)
EliminarYo es que soy muy natural, me va lo natural y lo natural es lo que hay sin más hostias. Resulta que ahora suena a sucio (hummm, eso es por las modas, si algo se lava queda limpio). En caso de cortar, mejor cortar poquito, que en una sesión larga uno puede acabar con su miniyó lleno de granos y heridas. Mejor frotar sin cortarse. Yo no sería capaz de frotarme con lija, o al menos duraría solamente un par de horitas :-P
ResponderEliminarUn besito tan inocente como yo. Je.
Se va usted a los extremos, caballero.
ResponderEliminarQué va! Yo voy a lo natural. Los extremos son las modas. Tampoco le hago ascos a un cesped cuidadito, pero sin que la hierba rasque, claro. Disfrute..
Eliminarsiempre que no se meta en jardines.
Eliminarsugerente y claro, como el hueco que me has dejado...entre tus labios y mis pensamientos.
ResponderEliminarLo dicho...el suelo comienza a resultar pegajosamente resbaladizo.
ResponderEliminarBesos, Pomm...