Me ha cogido el frío en mi deporte. Hacía muchísimo aire gélido. Y a la vuelta. Sol. He sudado a chorros de nuevo. La ropa ha llegado para escurrir y lavar. He vuelto a ver mallas. Culitos. Paquetillos. Y otras golosinas. Pero me he destemplado. He cogido frío. Mucho frío. Fría por fuera. Ardiente por dentro. Piel de gallina por fuera. Piel jugosa y húmeda por dentro. Tiritando por fuera. Temblando por dentro. Tengo las manos heladas. Y los pechos ardiendo. No sé que se rompería antes al tocarse. Tengo sueño. Y ganas de dormir. Y la frente un poco caliente. Y el coño un poco. Más caliente. Quiero un vaso de cacao. También caliente. Y un abrazo cálido. Y unos labios calientes. Y una polla ardiendo. Y una mantita. Y unas manos debajo de mi jersey. Dándome friegas. Masajes. Y caricias. Quiero mis ojos cerrados. Y mis piernas abiertas. Me gustaría. Calmar este enfriamiento. Con triple dosis de calor. De unas manos sólo para mí. Recreándose en mis pliegues. En mis curvas. Entre mis muslos. De unos labios. Sólo para mí. Succionando mi clítoris. Lamiendo mis jugos. Chupando el interior de mi coño. Saboreando mi vulva. Mi pulpa. Estaría bien. Medicina alternativa. Y la polla. Ya. Para otro día. Cuando pueda chupar bien. Ahora. Necesito recogerme. Y taparme. Pero estaría bien. Debajo de la manta. Un tremendo destape. Y escape. Y gemir.
Dios santo, Pommette, sigues posteando y en ese registro tuyo calenturiento. Admirable perseverancia. Espero que estés bien.
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