De lenguas vivas, de lenguas muertas, de lenguas infinitas e imposibles.
A mí me gusta la tuya. Redonda y políglota que me traduce en infinitas posturas y me folla en cualquier idioma. Se pervierte y divierte a círculos viciosos sobre mi coño. Tenaz y sorpresiva, como tu voz, como tus ojos, como tu polla de buena persona que me deshace entre las embestidas de tu niño malo. Silenciosa. Suelo decirlo yo todo. Necesito las palabras para hacerme comprender. Mueren en ti en cuanto las digo. Se las come tu lengua. A mí me devora. Nunca estuve menos vestida. Me escuchas desnuda. En carne viva me follas.
El cuarto se pudre. Quince días viviendo en tu polla. Muerto el colchón, la tarima, la butaca, la alfombra. No queda nada por morir. Salvo yo. Salvo tú. Que me metes el indice en la boca arañando mi lengua, violandome el paladar. Y ahí. A horcajadas sobre la piel de tus huevos, se rompen mis cuerdas vocales y un tercio de mi coño. Muda y herida, solo queda una puerta. Sobrevivir follando.
A mí me gusta la tuya. Redonda y políglota que me traduce en infinitas posturas y me folla en cualquier idioma. Se pervierte y divierte a círculos viciosos sobre mi coño. Tenaz y sorpresiva, como tu voz, como tus ojos, como tu polla de buena persona que me deshace entre las embestidas de tu niño malo. Silenciosa. Suelo decirlo yo todo. Necesito las palabras para hacerme comprender. Mueren en ti en cuanto las digo. Se las come tu lengua. A mí me devora. Nunca estuve menos vestida. Me escuchas desnuda. En carne viva me follas.
El cuarto se pudre. Quince días viviendo en tu polla. Muerto el colchón, la tarima, la butaca, la alfombra. No queda nada por morir. Salvo yo. Salvo tú. Que me metes el indice en la boca arañando mi lengua, violandome el paladar. Y ahí. A horcajadas sobre la piel de tus huevos, se rompen mis cuerdas vocales y un tercio de mi coño. Muda y herida, solo queda una puerta. Sobrevivir follando.