domingo, 30 de abril de 2017

Premenstrual.

Ovarios. Run, run, run. Todavía no duelen mucho, que dolerán, y un montón. Pero ahí están, centrifugando, avisando. De que están a punto. Sí duele el costado. Y un poco más arriba. Estoy mareada. Tengo ganas de vomitar. Un cansancio enorme. Fatiga muscular. Inflamada la garganta. Mierda de regla. A mí me provoca todo ésto. Y más. Bendita regla. Sin ella estaría peor. Ajo y agua. También dedos. Ojalá pudiera encajarlos todos ahí dentro. Olvidarme de estos pechos hinchados. Exhuberantes ya de por sí, hoy desbordan. Duros. Gigantes. Los pezones. Sensibles. De un rosado fuerte. Menudas tetas. Menudo vientre. Hoy la lorcita es lorzota. Flotador menstrual. Toda yo un poco más carnosa. Un tanto más sensible. Un muy cachonda. ¿ Y tú?. Donde carajo te has metido. Tú y tu carajo. Me hace falta. Dentro. Muy adentro. Calmando el dolor. El deseo. La locura. No esta tableta de chocolate puro. Y estos dedos. Estas manos. Este vibrador. Este dildo. Creo que me quedaré insatisfecha. Explotaré. Gemiré. Me derrumbaré sobre el colchón exhausta, liberada y chorreante. Quizá media hora. Una como mucho. Calmaré mis ovarios. Calmaré mis pechos. Calmaré mi clítoris. En esa mierda de instante en soledad. Te insultaré. Te follaré con la mente. Me pondré encima y debajo de ti. Morderé la almohada pensando en tu cuerpo. Meteré todos los dedos que pueda dentro de mí. Te sentiré detrás. Te sentiré en mi pubis. Te sentiré en mis pechos. Te sentiré en mi boca. Abriré los ojos durante el orgasmo, y me veré sola. Con un juguete. Desnuda. Desparramada. Despeinada. Deseosa todavía de tu polla. De tu lengua. De tus dedos. Vacía. Recién vaciada. Sin haber estado llena. Un pequeño remiendo para este enorme descosido. Supongo que bajará hoy. Mañana estará apoteósica. Pasado, no sé. Pasado tendré unas ganas que me muero. Y al otro, Y al otro. Tendré que masturbarme hoy para todos esos días. Tomar la delantera. Acumular reservas. Sin ropa. Sin ti. Sin aire. Orgasmo, tras orgasmo. Pura compulsión. Pura perversión. Pura frustración. Ahora a cuatro patas me incorporo. Cojo esa polla de látex. La miro con tristeza. La miro con apuro. La miro hasta que ya no puedo mirarla. Y desde la punta, hasta sus cojones artificiales desaparece dentro de mí. Zum!. Subo y bajo. Bajo y subo. Contraigo. Expando. Sueño. Es él. No es. Es. No es. Voy a llamar a mi pollón, Margarito. Qué cosas se me ocurren mientras follo. Me río. No tiene gracia. Es látex. Inerte. Inanimado. Insípido. Inmóvil. Y yo que me muevo. Subo y bajo. Bajo y subo. Voy dejando un rastro de moco un tanto blanquecino. Lubrico. Lubrico más. Resbala. Me llena. Me vacía. Me vacía, Me llena. Pero de mentira. Aprieto los ojos para convencerme. Me masturbo con una mano. Con la otra me aprieto un pezón. Intento apretar los dos. Muerdo mi labio. Ya no me duele nada. Ya no siento nada. Soy un trozo de carne cabalgando una polla de plástico. Me empotro a mí misma contra el juguete. Más. Más, Más. Mi dedo me masturba a una velocidad alucinante. Mi coño al galope desencajando mis caderas. Ahí voy. Grito en silencio. Me corro. Dejo todo perdido de líquido y de corrientes alternas que salen de mi interior. Caigo rendida. Boca abajo. Ya está. Ya pasó. Tampoco ha estado tan mal. Probemos de nuevo, hasta que esté bien. Que no estará, hasta que estés.
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viernes, 28 de abril de 2017

Polladas.


No puedes, no sabes, romperme la boca, la garganta con tu polla. Te falta valor, te sobra arrogancia. Inseguro, es cierto. Con el prepucio en tu mano, sin saber muy bien si darás la talla. Pura fantasía ahora real a pie de sofá. Acojonado, con los cojones entre tus piernas. Colgando. Sin estar seguro de la batalla. Muchas ganas. Porque estás excitado. Pero en el fondo. No quieres llegar al fondo. Pero te pica la curiosidad. Y el culo. Te rascas. Yo me río. Con las piernas abiertas. Me haría una paja para terminar antes. Pero ya llevo seis esta semana. Tengo callo. En la mano derecha y en el coño. Bostezo. Debería pintarme las uñas. Pero no me gustan. Me resulta hortera, vulgar, como tú, con tu polla en la mano sin saber que hacer. Cógeme del pelo, dime que te la chupe. Dime que te la mame. Que la bese. Que la muerda. Que la acaricie con mi lengua. Que me la trague. Fóllate mi boca. Haz que no lo soporte más, y te la coja entre  mis manos mientras te pido que me chupes las tetas. Que las beses. Que las muerdas. Más. Más todavía. Joder, te he dicho que más. Ay. Sí, me duele. Pero me gusta. Ahora muerde menos. Ésto no es un viaje con brújula, ni mapa. No soy una carretera. Ni tú un peaje. Se sabe como se empieza, se intuye como se acaba, el camino es incierto. Y éso, querido, es lo mejor del viaje. Tira esa mochila de mierda, suelta esos prejuicios, da un paso al frente. Déjate de gaitas, y dame la tuya. A mí. Porque soy yo. Y me quieres a mí. No porque no soy otra que no puedes tener, y te acercas inquieto, inseguro, despistado porque te doy morbo. Coge fuerte la polla. Abre tu capullo. Gordo. Sonrosado. Brillante. Desafiante. Fóllame. La boca primero. Luego el coño. Y sobre todo, o debajo, o de canto, a mí. Porque soy lo mejor que te habrías follado en tu vida. Y lo sabes. Deja de temblar. 


jueves, 27 de abril de 2017

Suave y dulce.


Suave. Y dulce. Me apetece hoy. 


Semioscuridad. Frente a la pared.  A mi espalda, tu aliento. Unos besos suaves, dulces. En la nuca, En el cuello. En la clavícula. Yemas, y labios. Electricidad estática. Estática yo sin poder, sin atrever a moverme. Se abren mis piernas. Arqueo la espalda, mi cabeza hacia atrás. Susurras algo poderoso. Íntimo. Una clave entre dos. Suspiro. Qué lento. Qué dulce. Qué suave. Como si todo el tiempo del mundo se concentrase en esta habitación sin apenas luz. Contar las horas en piel. Los minutos en pecas. Los segundos en pliegues. Yo me dejo hacer. Inmóvil. Suaves tus manos. Deslizan la tela. Suben mis brazos. Torso al aire. Al aire de tus besos y soplidos. Toda mi espalda es un beso, un susurro, un camino de tu boca que no dice nada. Sólo se permite sentir. Esas manos, desabrochando el vaquero, bajando las perneras. Dejándome en ropa interior. Interior cada caricia. No vas a olvidar ni un centímetro de mí. Suave y dulce mientras lo recorres. Erizo. Mi piel. Mis ganas. Acelero el pulso. Lentitud ordenada, hacia una velocidad sin orden ni concierto. Una hora, y todavía no hemos llegado a la cama. Todo mi cuerpo es una huella digital. La tuya. Soy un camino, una senda, peligrosa, que tomar. Y me tomas, sin tomarme, haciendo que me pierda mientras encuentras novedades, fuera de mí. Suave. Dulce. Me coges. En brazos. Depositándome sobre la colcha. Ya desnuda. Para recorrerme en  horizontal. Un poquito más. Otro ratito más. Ni una parte de tu piel, sin rozar todas las partes de mi piel. Dulce y suave. Así. Así me apetece. Y me seguirá apeteciendo. Puede que sea el ciclo, que ultima sus días, y me pone dulce, y suave. Mimosa. Tierna. Me confundo con la colcha. Cierro los ojos. Te permito. Suave. Dulce. Hasta que llegue el calor. De mis durezas saladas. Y las perdones, castigándolas. 
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martes, 25 de abril de 2017

Palabra seductora.


Ponerte cachonda con tus propios textos. 
Entrar en faena con las faenas publicadas. 
Dejarte llevar. Con esas manos que escribieron sobre tu coño, sobre tu coño. 
Jugar, contigo, con tus juguetes. 


Abrazar el calor, la intensidad, tu cachondez elevada a la máxima potencia.
A la máxima potencia el vibrador. 
Sacarte los pechos. Pellizcarlos. 
Gritar. 
Doblarte en un espasmo tremendo. 
Caer hacia la almohada con un orgasmo fantástico. 

El poder del sexo. El poder de las letras. El poder de una paja. El poder. Y el poderío. 

Pero hay que saber. Usarlo. Usarte. Escribirlo. Escribirte. 

Así que, a pesar del tiempo que ha pasado este blog cerrado. Aunque ya casi no comentéis. Voy a intentar, hacer la página más participativa. Aquí va un post de prueba. Y os preguntaré dos cosas, para quien quiera, se anime, disfrute a responder:

- ¿ Qué es lo que más te seduce de un relato erótico? ¿ O de mis relatos eróticos?
- ¿ Qué es lo que más cachonda/o te pone de un relato erótico? ¿ O de mis relatos eróticos? 

Gracias! 
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domingo, 23 de abril de 2017

Fruta fresca al sol.

Tomar el sol. Desnuda. Con la piel al aire. Y el cuerpo al sol. Sol que muerde, que quema, que araña, que enciende, que marca. Al rojo vivo. Inflamada. Sudada. Ardiendo. Intensa. Los pezones de punta. Podrían arañar el cristal de esa ventana abierta. El clítoris de punta. Podría arañar la tela de esa cortina corrida. Corrida. Falta una. Faltan varias. En la cavidad de mi vientre. Y unas manos. Extendiendo. Recorriendo. Calmando. Refrescando. El calor. El ardor. La rojez. La tirantez. Los pezones. El clítoris. Nadie ha comido. Hay un cuenco de frutos secos. Con un chorrito de lima. Picotea la mano. Que va a la boca. Y vuelve a ir. Chupa los dedos. Chupa la lima, Chupa el maní. Chupa.Chupan. Los labios. Este sol de justicia. Injustamente se inflaman los labios. Frambuesas. En la cara. En las ingles. Jugosos. Rosados. Expectantes. Solitarios. Maldita sea. Cuanto sol y cuanto tiempo perdido. Y la mano yendo al cuenco. Y volviendo. Y haciendo parada entre las piernas. Pellizcar. Apretar. Gemir. De pronto escuece. Un segundo. Dos. Ay. Uf. Arf. Mano que huye. Curiosa vuelve. Con más lima. Aaaaaaaaaaaah. Lima fresca en el jugo del pubis. De un pubis ardiente. En soledad. Queda mucho para que haya compañía. Cuenco al aire. Al aire el sol. Al aire la piel. Al aire el calor. A tomar por culo. Masturbar. Este coño cítrico. Violar esos gajos. Hacer zumo. Desprenderse de pulpa, y de culpa. Conquistar el sol. Con las piernas abiertas al mundo. Como si todos pudiesen mirar, admirar. Esa fruta. Tan fruta. Tan puta. 
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sábado, 22 de abril de 2017

Noche, casi.

Casi las nueve, y es de día. Mira las nubes, mira el cielo, mira los tejados. Todo a la vista mientras se hunde el sol. Cuanto me gusta. Llegando el verano que las horas arañen minutos de luz, toda aquella que robó el inverno. Mis inviernos. Aquellos helados con la piel de punta y el vello de gallina, y unas bragas de tiro alto con su camiseta interior por dentro. Tan poco sexy. Y guardando el mejor calor a la vez. Pero ahora, que ya hace calor externo, que falta poco para que arda el aire, para que arda yo ( más), bendigo la noche. La bendigo desde mi ombligo impío, porque de ahí parten todas las noches que son capaces de engullir los días. Ahí, sobre un colchón yermo. Sin más sábanas que tu piel, y mi piel, revueltas, desparramadas, húmedas, sucias, como para echar a lavar. Pero no. Sigamos. Ensuciando. Que es gerundio. Del participio follar. Haciendo noche. Quiero noche. Mucha noche. Para el sexo me hace falta noche. Provócame una noche, créamela, créemela. Ya. Si se hace de día, cerraremos las cortinas, las persianas, sólo una rendija para adivinar tus ojos, y vislumbrar tu cuerpo. El sexo se hizo para lo noche. También follar. Es como un secreto. Un secreto negro y oscuro. Como tu boca porque no veo tu lengua, como mi coño porque siempre ha sido oscuro y negro. Por éso te gusta. Y metes el dedo. Tal si fuera una llaga, para escocerme y hacerme sangrar. Sangre roja en esta noche negra. Ya casi no hay luz. Mira las nubes, mira el cielo, mira los tejados. Por última vez. En cuanto se vaya el sol no volverán a ser los mismos. Serán siluetas. Incógnitas. Podría ser la nube. el cielo, el tejado. Así es la noche. Podría ser yo, tú. cualquiera. Desde la noche puedo ser cualquiera, y una cualquiera. Mientras me arrancas las bragas y el reloj marca las tres de la mañana. Metes tu mano, entre mis piernas. Buscas mis labios. Buscas mi carne. Buscas mi pequeño vacío. Y lo llenas, Buscando mi gemido. Tu dedo es yema cubierta de líquido. Espeso y caliente. Calientes mis tetas, y espesas. Desparramadas sobre mí cuando estoy boca arriba. Duras dentro de ti cuando  las muerdes. Éso es la noche. Tu mano follando mi coño. Tu boca comiendo mis tetas. Y yo sin querer dormir, pero haciendo que duermo. Cerrados los ojos para dejarme llevar. Me llevas. A lugares por conocer, pero terminaremos conociendo. Sin salir del colchón. Pero más que salidos. Cuanto más te sales, más entras en mí. Ya no sé si es tu dedo. O son dos. O son tres. O casi tu mano. O quizá te has puesto encima y estás intentando penetrarme. Yo que sé. Es de noche. Quien quiere saber. Fóllame ignorante cuatro o cinco veces, y cuando sea de día, cierra las nubes, cierra el cielo, cierra los tejados. Y fóllame, haciéndome el amor.

jueves, 20 de abril de 2017

Agujero.

De todos mis agujeros, elegiste el coño. Tú sabrás. Por qué. De todas tus búsquedas, me elegiste cinco minutos. Tú sabrás. Por qué. Sigues agujereando. Y buscando. Tú sabrás. Por qué. Mi coño abierto en dos. Mi lengua desenrollada sobre la alfombra. Mis ojos saliéndose de sus órbitas. Sabemos. Por qué. Por el ascua. Y la sardina. La del refrán. Y la que pita debajo del pantalón. Todo se reduce a éso. A un agujero del coño. A un pavo de acción de desgracias por rellenar. Un rato. Luego el siguiente. Producción en cadena. Agujeros, coños, polla. Besugos conversacionales. Debo ser del club que no pasa por mediamarkt. O perdí un  hervor cuando se me fue la olla. Da igual. Aquí el agujero de mi coño. Vacío. Impoluto. Brillante. Carnoso. Mojado. Tenso. Duro. Recién depilado. Dispuesto. Ya no más. Nunca más. No me folles las orejas para follarme el coño. Mi coño agujereado tan cercano al agujero de mi culo. Tan lejano del paraíso de mi ombligo. Tan harto del universo de mis tetas. Que no alcanza a los pezones. Como los alcanzaban aquellas pinzas de la ropa de madera. Que hacían de madera mis pechos para sentir un pellizco en el agujero del coño. En algún lugar de ese agujero estoy yo. Ojalá pudieras verme. No creo ni que me hayas mirado todavía. Aún así me follarías. Partida en dos en una alfombra sin pelo. Harta de vernos follar, mientras me penetras la boca. Ese agujero que quisieras mudo. Mudo el polvo. Muerdo el polvo. Esa tarima llena de polvo. Y de polvos de otras. Gimo. Grito. Quiero que me metas los huevos por donde no caben. Sin ruedas de molino. Ni comulgar. Paso. Dices pero no demuestras. Y yo aquí, con mi agujero. Haciéndome agujero oscuro. Reservando toda la fuerza de la galaxia para una polla honesta. Y tiesa. Y gorda. Y chorreante. Que me cubra de una follada sincera. A mí. Al agujero. Que lo tapone para siempre. Más allá de mí. Allá donde tu ves. Pero no miras. Creo que mi dildo de látex de veintidos centímetros lleva un agujero colgando. Dos pilas vacías de carga. Y una toallita húmeda. Húmedo agujero. Sin vacíos. Que para qué coño los quiero.
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miércoles, 19 de abril de 2017

Ráfaga.

Aire. Viento. Con las ventanas cerradas. Y las piernas abiertas. 

Hacía calor. Y yo cerré las ventanas. Cómo comenzó a correr el aire. Corría como los minutos, como su voz. Comenzó a quemarme el teléfono. Yo me quedaba sin aire. Y el aire corría entre mis piernas abiertas. Remolino. De palabras al otro lado del móvil. De viento bajo mi ombligo. Viento. Aire. Húmedo. Como una lengua. Queriendo atravesar mis bragas. Rompiendo el aire seco de la habitación. Rompiendo su voz. Haciéndola añicos. Pedazos. Cada pedazo una lengua nueva, allí, de nuevo, entre mis piernas. Lengua, aire, viento. A tomar por el culo mis bragas. A tomar por el culo esa voz en mi oreja. Clavándose en mi tímpano. Retumbando en mi coño. Haciendo aguas de mis bragas rotas. De mis silencios rotos. De mi ombligo todavía más rotas. De estas manos que quiero romper entre mis labios. Con la boca seca, en un grito seco. Con mis labios mojados, en dique seco. Creo que sobreviene tempestad. Vendrá detrás de mis dedos. De mis dedos rotos, rotos con aire y viento. Viento que me ha dejado él.  Y ahora no quedará más remedio que volar, tras volarme el coño. En mil pedazos. 



lunes, 17 de abril de 2017

Sexo. Y Punto.

Sexo.
Sin pelos en la lengua. Ni en el culo, a poder ser. Porque se puede tener sexo, hablarlo y escribirlo. O las tres a la vez. También a ser posible.
Sexo.
Sin dobleces, sin ambages, sin eufemismos. Porque la piel es piel, y la polla es polla, y el coño es coño. Para miembros los de un equipo, para vergel un parque natural, y para hacer el amor con amor, están otro tipo de páginas. Y de chicas.
Que no soy ni mejor ni peor, pero escribo a mi manera, follo a mi gusto, y hablando por los codos y tobillos no me gana nadie.
Sexo.
Con mis manos, mis dedos y mis teclas. Éso sí. Sin prejuzgar, juzgar, condenar y encasillar. Lo sé, soy chica. Mujer. Hablo de sexo, lo escribo, y si se tercia lo practico. Punto. Final. Aparte. Seguido. Suspensivo. Nada más que añadir.
Sexo.
En mi blog. En este facebook. Y tan natural. Me maravilló desde el principio la forma adulta y de calidad de la interrelación con mis textos. Así me gustaría seguir, ahora que he vuelto. Con ganas. De follar, de hablar, de escribir, un poquito más allá. Todo es un juego. Como la vida misma. Jugar aprendiendo.
Sexo.
¿ Que por qué? Porque por más en serio que te lo tomes, sigue siendo divertido.
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sábado, 15 de abril de 2017

Vino


Vino.
Y luego fui. 
Vino. Blanco. Creo que tres. Puede que cuatro. Incluso cinco. 


Vino. Hacia mí. Choque de labios. Estallido de lenguas. Culebras. Húmedas. Buscando el fondo de la garganta opuesta. 
Vino. Su mano a mi nuca. Y luego la pared contra mi espalda. Podríamos haber atravesado aquel edificio con mi culo y su antebrazo. Morreo a tornillo. Derretida en la acera. Haciendo aguas con mi nalga en tus manos. Vello de punta. Más de punta los pezones. Podría haber agujereado aquella camiseta con ellos. 


Vino. De repente el coche. No sé como. Estábamos allí. Subimos como pudimos. Metiste las llaves. Y volvimos a meternos la lengua. Casi follamos sobre la palanca de cambios. Con ropa. Con besos. Con manos. Con uñas. Con dientes. Con polla. Con boca. Con mi frente en tu muslo. Con la boca llena. 
Vino. Abriste otra botella a pie de alfombra. Apenas bebimos. Vino. De nosotros no quedó nada sin beber. Ya sin ropa. Sin vergüenza. Sin botella. El vino sobre mí. Su lengua. Toda yo. Y luego. Él vino sobre mí. Vino hasta dentro. Muy adentro. Vino hasta la garganta y sin beber. Vino tan dentro que la noté en la campanilla. Creo que tosí. Y luego grité. ¡ Más !. Vino otra vez. Y vino. Y vino. Y vino. Y yo no llegaba. Y ni falta que hacía. Quedaba noche. Quedaba polla. Quedaba vino. Quedaba yo a cuatro patas sobre una alfombra gris. Quedaba mi coño en pompa en la punta de su lengua. Quedaban cuatro de sus dedos dentro de mí. Quedaba por probar la cama. Quedaba por probar el sofá. Quedaba por probar la ducha. Quedaba mucha noche. Mucha polla. Muchas ganas. Así, que vino, y prometimos volver, hasta que yo me pudiese ir.

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miércoles, 12 de abril de 2017

Palmar.


Te tengo en la palma de mi mano. Te tengo comiendo en la palma de mi mano. Y me comes a mí. Desde la muñeca, hasta la yema del dedo. Te tengo en mi mano. Mientras me comes. Mientras abro las piernas hasta romperme en tres. Tensión absoluta en los músculos, tensión absoluta en el pecho, tensión absoluta en la punta de un clítoris duro e  hinchado. Mientras te meto en el coño a empellones. Y nadas allí, entre la carne caliente, jugosa y húmeda. Se oyen jadeos. Se oyen gritos. Se oye zorra. Se oye un más desesperado. Puede que sea yo, contigo, en la palma de mi mano, aullando porque no estás donde deberías. Encima, detrás o debajo. No en esta mano de mierda. Sucia. Pringosa. Vacía. Pequeña. Tanto que me cabe toda. Tanto que la chupo entera. Sabe a mí. A mí, sucia y vacía. Y pringosa. Probaré con la izquierda. Luego rebozaré mis tetas con las dos. Me pellizcaré hasta hacerme daño. Quiero pringosos también mis pezones. Duros como canicas de guá. Reventones. Vacíos. A dos palmas. Sin palmadas. Y un poco más abajo. Grandiosa, llena, empalmada.
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domingo, 9 de abril de 2017

Exigencia.

Podría no ser romántica, incluso he dejado de serlo con una lengua entre mis muslos. Pero no se trata de éso. Idealista. Mucho. Pero tampoco es la cuestión. La cuestión soy yo, con un interrogante enorme brotando del coño. Y qué. 

Y qué. Ardo. Me niego a pajearme. Masturbarse es un arte, un follarse exquisito, un saber hacerse el amor, un arma infalible contra el estrés o el dolor de cabeza. Pero no es tu piel cuando quiero una piel. Puedo prescindir. Es más, quiero prescindir. Hay días en que un sucedáneo, por más de lujo que sea, no es suficiente. 

Y qué. Ardo. Un puñado de meses sin follar. Me niego a un polvo. Para qué. Dos horas, tres. Una explosión. Un vestirse, un casi no acordarse a la semana siguiente. Fácil. Mi sexo no lo es. No hace el pino puente ni falta que le hace, Pero es inconformista. Le gusta dar la talla, y que se la den. Necesita su tiempo, su espacio, su todo. Como el amor, aunque no tenga nada que ver. No vale cualquiera, ni de cualquier modo. Cuando llega, se quiere absolutamente todo. Todo. Yo lo quiero todo. Por qué no. 

Y qué. Ardo. Duelen las tetas, el ombligo, dos pares de labios, un algo profundo allá donde no llegan mis dedos, y tengo la lengua seca. Duele y escribo. Aprovecho. Alivia. Un par de segundos. 

Y qué. Ya no era de noche. No hay nada como una mañana, con el sol de canto, fuerte y duro. Como tu polla. Y yo boca abajo, medio despierta sobre el colchón. Y tú medio despierto, encima. Desaparece la ropa. Magia. Y yo boca abajo, totalmente desnuda sobre el colchón. Y tú medio despierto, encima de mí. Estas tetas duras. Con estos pezones redondos, gruesos  y duros. Apretados contra ese colchón. Tan apretados como tu polla en el canalillo de mi curo. Duros. La polla. El culo. Tu cabeza en mi nuca. Un beso, Un mordisco. Se me cae la baba. Tus manos. Abriéndose paso entra la grieta de mi piel y de la sábana bajera. Manos metiendo manos por mis costados. Hasta sujetar mis pechos. Exprimirlos. Otro beso. Otro mordisco. Se me cae un gemido. Tus manos. Viajando oblicuas hacia mi vientre. Alas de pajaro, alas de yemas, sobre ya mi pubis. Apretando. Tus manos. Separadas. Una volviendo a mi pecho izquierdo. Apretando. La diestra explorando, un coño. Se me cae otro gemido, partido en dos contra la almohada. Tu polla. Durísima. Partiéndome el culo por fuera. Nuca. Tensión extrema. Podría partirse alguna cervical. Mientras me abres las piernas.  Y decides partirme el coño. Bendita polla. 

Y qué. Lo quiero todo. Esa mañana. Después de esa noche. Con su paciencia, Porque hace ya tiempo que. Me niego a que acostarme sea un fiasco. He tenido amantes pésimos. Mal sexo no. Porque yo también estaba allí, Al cien por cien. Lo quiero todo. Y a ti logrando de mí el cien por cien. Quien quiere un polvo a un cincuenta por ciento. De rebajas. De saldo. De oportunidad. Cuando tenemos un valor incalculable. Y yo es que tengo urgencia, pero no prisa. Porque lo quiero todo. 

Y qué. 
Pues que me he quedado sin follar. Porque no soy mujer de un polvo, aunque sea capaz de hacerme polvo mientras follamos. Dulce, suave, denso, intenso, fuerte, sucio, divertido, Qué más da. Piel revuelta es la que cuenta, y  no un rato de belcro. 
Y qué. Puestos a quererlo, puestos a hacerlo. Que sea con todo.