domingo, 24 de diciembre de 2017

Pero cierto.


Es. Increíble. Como. El tamaño exacto. De mis pechos. Es. Exactamente. El tamaño. De tus manos. 
Y todo lo demás. Carece. de. importancia. Excepto. El tamaño exacto de tu polla. Cuando es exactamente. El tamaño de mi coño. Ahí. Es cuando. Todo lo demás. Carece. de. importancia. De sustancia. Ahí. Es donde. Todo lo demás. Carece. De todo lo demás. Y que no queda más. Que reventar. Los tamaños. Las formas. Las manos. Los pechos. Los coños. Las pollas. Para. Llenarnos. De importancia. De sustancia. De una importante sustancia. Sin nombre. Pero que huele a un tamaño desproporcionado de depravación. Y semen. 


sábado, 23 de diciembre de 2017

Todo el coño del mundo.

Quisiera saber. Cuantos coños caben en un coño. Quisiera saberlo. Desde este. Mi coño. Abierto. E incógnito. Que se pregunta. Cuantas pollas le cabrían. En ese punto máximo. Dónde todo cabe. Todo entra. Y nada quiere salir. Todo. Absolutamente todo. Dentro del coño. Y. Todavía. Cabría un poco más. Porque en ese momento. Caben todas las pollas del mundo. Porque en ese jodido momento. Mi coño. Son todos los coños del mundo.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Comer. Criar. Todo es empezar.

De lo que se come se cría. Dicen. Y yo. Últimamente. Me alimento de silencios. Así que te diré. Que prometo. Inevitablemente. Estar muy callada. Mientras me comes el coño. Pero recuerda. De lo que se come. Se cría. Dicen. Y mi coño. Callado. Quizá. Comience. A alojarse en tus huevos. Redondos. Enormes. Implacables. Cemento armado. Inexpugnable. Mientras yo. Con. Mi pequeño silencio. A martillo pilón. Poc. Poc. Poc. Me criaré. Junto a mi coño. En el hueco de. Tu perineo. Ese que hasta tú desconoces. Ni sabes su nombre. Todavía. Porque tendrá. El mío. También. Inevitablemente. Aunque. Sin promesa. No hace falta. Este coño sin bautismo. Tan puto. Tan cerdo. Tan sabroso. Tan magnífico. Ya lo probarás. Y sé. Que aunque hayas probado todos los del mundo. Querrás. Probarlo más. Y yo me iré. Pensando en nada. Pensando poco. Sabiendo mucho. Que lo que se dice ni se come. Ni se cría. Con mi coño  callado. Tan. Tan. Tan relleno. De pocas pollas. Pero mucho sexo. Y éso. Resulta. Infinitamente. Seductor. Casi. Casi. Como. YO.


lunes, 11 de septiembre de 2017

Contramuslo.

Sorprende como se cierra la carne herida ya sin piel. Con una calma tonta. Una calma seca. Una calma que parece haber estado siempre ahí. Entre tus piernas cerradas. Abiertos los ojos que no ven. Abierto el cerrojo del estómago. Cerradas las piernas. Cerrado todo lo demás. Alguien hilvanó el ombligo anoche. Y los cincos sentidos. Sentada. Ni siento ni padezco. Ni lloro por no llorar, ni ganas. Ni piel. Ya lo habíamos dicho. Ni tetas. Ni pubis. Ni clítoris. Ni vello. Vacío redondo, absoluto, espeso. Cerradas las piernas. Tersas las rodillas, frescos los tobillos, no siento los dedos. Todo uñas. Sin suelo que arañar. Que rascar. Reconozco la cama en la que ya no me tumbo. Sólo no duermo. Noche tras noche. Pierna contra pierna. Cerradas. Cerrada yo. Por defunción. Me morí en algún punto del camino. En esa piedra que bien pudiese ser arena, se me cerró la carne. Ya sin piel. Confeti epitelial. Construyendo alguna sombra de mí. Ahí detrás donde no miro. Mientras sigo hacia un delante que no veo. Abiertos los ojos. Cerradas las piernas. Creo que si alguien dice sexo podría llegar a escuchar. Después. El vómito. Cerradas las piernas. Abiertos los ojos. Seco el estómago. Secos los pechos. Seca la raja. Seco el olvido. Y un cuchillo mojado. Clavado en alguna y distintas partes. A piernas cerradas. Ya sin piel. Ya sinmigo. 
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viernes, 11 de agosto de 2017

Quisiera


perder la cabeza. Entre tus piernas. Todas las noches que quedan. Y las que llevamos de retraso. 
Quisiera. Perder. La cabeza. Con la tuya. Entre mis piernas. Todos los gritos que guardo. Y los que llevas de retraso.
Quisiera. Perderme entera. También un pedazo de mí. Varios. Muchos. Todos. Entre tus dientes. Entre tus dedos. Entre tu barba. Entre tu polla. Entre tus testículos. Entre tu culo. Entre tus brazos. Entre tu lengua. Entre tus gemidos soeces. Entre tus ojos. Como una bala. Justo en el centro.
Y que me mires. Como si fuese. Que lo soy. La más sexy del mundo. Y mirarte. Como si lo fueses. Que lo eres. El más sexy del mundo. Y tu centro. Y mi centro. Colisionen. Tres docenas de veces. En la misma noche. Mientras me hago líquida sobre tus sábanas nuevas. Mientras me hago líquida bajo todos los techos que existen. Mientras me hago líquida. Y me dejo ir. Ir. Ir. Ir. Hasta que me pidas que vuelva. Y me abraces. Y me beses ese cachito de piel que hay detrás de la oreja. Y lo lamas. Y me digas. Vuelve. Todas esas noches que llevamos de retraso. Porque no te conocía. Y ésta. Es una buena forma de conocerte. Sin bragas. Sin tiempo. Sin nada que perder. 
Sólo la cabeza. También el reloj. Y el pudor. Del principio. Mientras soy una niña. Una princesa. Unos ojos tímidos. Ante la primera vez que son todas las primeras veces. Y ya luego. Perder. La corona. Con tus dedos en mi coño. Tan dentro. Tan profundo. Que saltemos en mil pedazos monárquicos. Y me hagas. República. De orgasmos. Anárquicos. En tierra de nadie. Que será un poco tuya. Cada vez que beses.  Y yo. Me pierda. Mientras me hago líquida. Y tú. Sólo tengas. Sed. de Mí.
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martes, 1 de agosto de 2017

Observo


mi pierna desnuda. Morena. Suave. 
Miro ese pequeño pie. En punta. Con su talón. Ascendiendo al tobillo fino. Llegando un gemelo bonito. Su rodilla. Y este muslo. Generoso. Al que acaricio. Ahí. Donde hay todas esas estrías. Testigos de que alguna vez pesé más.  Y otras veces pesé menos. 
Abro mis manos. Las cierro. Tiro de la tela que me sobra. 
Poco a poco el pantalón corto. Con él la braga. También la camiseta de tirantes. Ya no queda nada más que piel. Y un espejo. Y unas manos. Y unos ojos. 
Que me miran. Despacio. Con espacio. Subo. Ingles. Pubis. Ombligo. Ya no es como era antes. Abulta un poco más. Me tuerzo un poco. Parezco una guitarra. Quizá pueda encordarme algún día. Mientras procuro no acordarme. Demasiado. Del cuerpo de hace un par de años. Vuelvo al de ahora. Costillas arriba. Están mis pechos. Ya no tan firmes. Los recojo con mis manos. Suaves. Las manos también. Pura inercia. Levanto y estrujo. Mientras. Las arrugas de mis ojos. Siguen su camino. Por éso son. Por éso están. Sonríen. Me guiño un  ojo. Sigo siendo suave. Profundamente suave. Enormemente suave. Imposiblemente suave. Todo cambia dentro de la piel. Y ella. Permanece. Aguanta. El envite. Fina. Cristalina. Mía. 
Paso mi dedo por uno de mis costados. Soy una cerilla. Puedo escuchar el chasquido. Sentir la llama. 
Me observo. De nuevo. 
Tengo un dedo gordo en cada pezón. Pruebo a acariciarlos. De una forma distinta. Siguen siendo mágicos. Parecen pequeñas cerezas de cemento. 
Tengo tres dedos en el clítoris. Pruebo a acariciarlo. De una forma distinta. Sigue siendo mágico. Parece un  manantial de lava.
Tengo diez dedos. En ninguna parte. En todas. Siguen siendo mágicos. De la misma forma. Parecen las manos de nadie siendo todas a la vez. 

Tal vez. Debería observarme más. Y mirarme menos. No dejar de tocarme nunca. El siempre está demasiado lejos. Mi piel sólo sabe pronunciar ahora. Mientras grita. Yo con ella.
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domingo, 30 de julio de 2017

Yo.

No quiero. Que no quiero. Hablar de pajas. Hablar de coños. Hablar de pollas. Escribir. Teclear. De pajas. De coños. De pollas. Quiero. Probar. A que me folles. Pero. Me da miedo. Hace tanto. Que. No me follan. Bien. Que. Puede que haya perdido la práctica. Y encima. Los nervios. Lo jodan todo. Cuando te tenga. Encima. Si llego a tenerte. Me gustaría tenerte. Debajo también. Y detrás. Y sobre. Y tras. Y por. Y como. Y cuando. Y donde. Chilla. Esta piel. Imaginando el chillido. Roto. Rompiendo mi himen. Rompiendo el silencio. Rompiendo el coño. Rompiendo tu polla. Estoy segura. Que nos romperíamos. Sólo. Con. Un beso. El beso. Uf. Quien escribe. Después. De escucharte. Decir. Coño. Hacía siglos. Que un Coño. Pronunciado. A. Cientos. De. Kilómetros. Tenía tanto poder. Me. Deshago por dentro. Me tiemblan las piernas. Me tiembla el labio. Me tiemblan los labios. Me tiemblan las ganas. Me tiembla el pubis. Me tiembla el cuerpo. Me tiemblo yo. No quiero pensar. Me niego. Pensar lo jode todo. Y yo quiero. Que me jodas a mí. Joder de follar. De hacer el amor. De empotrarme. De elevarme. De dejarme caer. De conseguir. Lo que hace cinco tíos que no consigo. Correrme. Como me corro conmigo. No debería escribir. Porque no lo hago con las manos. Lo hago con el coño. Pero no con la parte visible. Con el agujero. Bien tembloroso. Bien húmedo. Bien caliente. Que sólo quiere. Explotar. Porque vas tú. Y lo enciendes. Y quien sabe. Si puede apagarse. Todavía. No somos nadie. Quizá no lo seamos nunca. Pero yo tengo que quemar. Algo. Ver arder. Ver la llama. Tocarla. Incendiarme. Aunque luego. Sea ceniza. Quisiera. Cruzar los dedos. Como las piernas. No voy a hacerlo. No. Si sucede. Haz que me muera. Quiero morirme. Ser el cadáver que pisas. Para luego besar. Mientras duermo. Es hora de despertar. Sí. Yo. 
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jueves, 27 de julio de 2017

Prometo estarte agradecida.

Por ese orgasmo de anoche. Del que tú. No sabes nada. Ni sabrás. Porque no debes saberlo. Aunque por dentro quiera. Como por dentro quise. Parte de ti. Clavándose en mí. Con delicadeza. Con firmeza. Con un ay. Con tu mano en mi frente. Con tu beso en mi nuca. Con miedo en el estómago. Con ganas antiguas. Con un suspiro. Con un por fin. Por fin me gusta. Nerviosa perdida. Sin saber dejarme llevar. Y es que nunca he sabido. Nadie puede llevarme en el baile. Nadie puede llevarme en la cama. Quizá, ahí, sí mi cuerpo. Mi cabeza no. Esta cabeza maldita. Que piensa en mil cuatrocientas cosas. Aunque tenga una polla dentro. El prepucio hasta la laringe. Y un bukake cegando mis ojos. Descentrada. Perdida. En mitad de la cama. Apretando pestañas contra pestañas. Uñas contra colchón. Culo contra huevos. Apretando la mente. Te gusta. Te gusta. Te gusta. Siente. Joder. Siente. Disfruta. Aunque a veces no me gusta. Nada. Y ya no hay ni opción. Sólo al día siguiente. Mi cabeza en la almohada. Mi memoria recorriendo algún cuerpo. Usando. También a mí. Indice en mano. Indice en clítoris. Esa leve presión. Circular. Mil vueltas a la rotonda. Pisando el acelerador. Menos ese segundo. Para meter dentro el puño. Y golpear. Dentro. Los cinco sentidos. Con los cinco dedos. Mientras abro los ojos. Viendo. Que encima de mí. Sólo hay un techo blanco. Inerte. Desolador. Consolador. De mierda. Ya van diez paquetes de pilas este mes. Alcalinas. Y yo tan ácida.
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miércoles, 26 de julio de 2017

Espasmo


Es mi cuerpo redondo
dentro de mi corazón cuadrado
desnuda
sobre la cama blanca y vacía
llena
de veinte centímetros de plástico
que van arañando mis esquinas
Con la mente en otra parte. Más lejos que tú. Más lejos que yo. Tan lejos que ya no te veo. Sólo imagino tu piel bajo mis párpados. Tu carne cubriendo el plástico. Tus ojos taladrando mi ombligo. Con esa lengua colgando. Como cuelga tu polla. Flácida aún. Porque acabas de llegar. Y repito. Esa tu lengua. Colgando. Horadando. Mi ombligo. Hasta llegar al intestino. Y dar la vuelta en ese pliegue recóndito de mi coño. Sí. Ése que sabe retorcerme. A juego con el pedazo de sábana en mi puño derecho. Aprieto. Me hago sangre con las uñas. Me hago sangre con esa polla falsa. Me hago sangre en cada esquina de mi corazón cuadrado. En el que ya no quepo. En el que ya  no hay espacio. Ni aire. Ni piel ajena. Ni tan siquiera sábanas limpias. Cómo vas a caber tú. Que ni estás. Ni has estado nunca. Ya ni estarás. Ni. Suena a grillo con anginas. Reclamando en mi oreja. Deja de tocarte. Deja de tocarte. Deja de tocarte. Aparta esos dedos. Aparta ese dildo. Apártate de ti misma. Eres mala influencia. Eres mala. Eres. Ya no sé que soy. Cuando despunta el día. Y amanece esa luz por el hueco de la ventana. Asoma la mañana. Asoma el calor. También asoma un pezón desafiando al tirante del pijama. Asoman las ganas. Todavía con legañas. Asoman mis manos traviesas. Y estas ganas de morirme. De morirme del asco. De morirme de pena. De morirme de risa. Entonces juego a vivir. A redondearme el corazón. A esquinar ausencias. A aliviar estrés. Juego a ser espasmo. Mientras entra el aire. Refrescando la piel. O lo intenta. Como si pudiese. Arde Julio. Como arderá agosto. Me veo ardiendo hasta navidad. Si abro mis piernas hasta puedo ver la pira. La hoguera. El incendio. Que me llama. Que me ama. Aprieto los ojos. Los escondo más allá de las cuencas. Boca abajo. No quiero verme. Si no me veo no existo. Si no existo no peco. Vacía. Sobre la cama ya no tan blanca. Hay un cuerpo redondo. Parecido al  mío. Desnudo de yo. Vestido de quien. Con veinte centímetros de plástico. Apuñalando un corazón. Triangular. Es uno de esos días. Donde las sístoles vienen del coño. Y ya solo queda. Navegar el infarto.

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martes, 11 de julio de 2017

Agradecer.


Pequeño inciso de la pequeña Pommette. 
Para agradecer. 
Esos pequeños grandes me gusta. Esos pequeños grandes comentarios. 

Dejé el blog en su punto más álgido. Motivos personales. Duros. Difíciles. Terribles. Ya pasó. Regresé. Por aquello por lo que suelo comenzar, aventurarme, regresar. Impulso. Ganas. Pasión. Y esta necesidad de esbozar constantemente. Ésto es un lienzo más, como la vida misma. Mis letras giran, cambian, se acomodan, huyen. Buscan su estilo. Su espacio. Yo las dejo. Y las ayudo a practicar. 
También es liberador. Soy una mujer. Escribo sobre sexo. Sobre erotismo. Sobre porno. Sin tapujos. Me gusta. Experimento. Avanzo. ¿ Por qué no?.¡Porque sí!. Morbo reivindicativo. O no. Qué más da. Yo vengo aquí, y me dejo llevar. Ato un recuerdo. Una imagen. Atrapo una experiencia. Vivo. Cada post tiene un poco de mí. No diré cuanto. Éso desvelaría demasiado. Todo lo que cuento y muestro es suficiente. 
Sabía de antemano que estaría mucho más sola aquí. Lógico. Para que volver. Otros han tomado sus caminos. Importa lo justo. Pero como toda persona que escribe un blog, gusto de ser leída. Sé que me promociono poco. Demasiado trabajo. Leer a otros por compromiso, para ser leída del mismo modo. No. Mi interés es contar. Y si llega a alguna parte, fantástico. No hay nada como llegar sin pretenderlo, sin promoción. Interés puro de contarlo. Interés puro al leerme. Gracias por ello. A los poquitos que todavía sois fieles. Que venís. Que leéis. Gracias mil a los que además dejáis constancia. No respondo, porque todo lo que tengo que decir está dicho en cada post. Pero sigo agradeciendo cada visita, cada comentario, cada gesto. Gracias. 



Hace unos días me preguntaba si valía la pena seguir. El movimiento era nulo. Gracias también por el empujoncito. Y recordarme que escribo porque me apasiona. Lo mismito que follar. Lo mismito que masturbarme. Lo mismito que el morbo. Así que gracias una vez más. Prosigamos. 
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domingo, 9 de julio de 2017

Resbalo

Resbalo en sentido vertical hasta hacer tope con tu pubis. Siento los testículos bajo mi culo. Un pequeño manojo de suave pelo rodeando mi clítoris. Tu prepucio rápido, firme, vertiginoso. A la altura de mi vesícula. Dentro. Es sólo un segundo. Las plantas de mis pies empujan la tarima flotante, Y casi toda tu polla. Empapada de mí. Queda en el aire. Otro segundo. Líquido. Resbalo de nuevo. Esta vez tu prepucio en mi hígado. Hinco un poco más. Tu glande en mi garganta. Grito. Aullido. Llámame puta. Es el momento. Quiero quedarme ahí para siempre. Mientras te mueves. Mientras se mueve. Mientras me empala. Me rellena. Me revienta. Muévete tú. Culebreo yo. Pellizca mis pezones. Agriétalos. Reviéntalos. Sigue siendo el momento. De reventarlos. De reventarnos. De reventar. Por los aires. Intentaré besarte, mientras me asoma tu polla entre la lengua. Tan adentro te siento. Tan adentro te quiero. Tan adentro. Tan. Resbala. Se ha muerto. Me he muerto. Todo está ya fuera de mí. Todo se vuelve horizontal. Horizontales los dos. Me abrazas. Me dejo abrazar. Y luego bajo. En línea recta. Hacia tu ángulo muerto. Para hacerlo recto. Con mi sonrisa, vertical. Y sí, sí puedo hablarte con la boca llena. Tan llena. Tan adentro. Tan.


.(escrito también desde el facebook del blog) 

martes, 4 de julio de 2017

Cría.


De lo que se come se cría. Así que he decidido comer pollas. A ver si brotan, si paren, si empollan, bajo mi culo. Para no estar falta. Siempre viene bien un rabo. Aunque sea para espantar moscas. 


Primero hay que estirarlas. Comerse una polla doblada corta la digestión. Una siempre debe tirarse a la piscina y a los hombres provista con flotador. Flotadorcillo. Michelín. Con estrella. De chef. Gourmet el que se lo coma. Imbécil aquel que aparte la vista. Hombre de escasa mirada. Tipo. Pavo. Real. Sin corona. Apuesto dos contra uno que no sabe manejar la verga. Por más que yo se la coma. Recuerda. Estirada. No doblada. Permitimos cargar a la derecha si mide más de la media española. Calcetín. Se me enfrían los pies cuando mamo. Demasiado rato. No me gustan los micropenes. Tampoco lo descomunal. Menudo empacho. En esta boca menuda. Menuda lengua. Menuda polla. Tremenda mamada. Preciosa crianza. Con pechos de nodriza alemana. Bávaros. Teutones. Tetones. A pezón erecto. Descubierto. En todo el centro de tus babas. Chupa, cabrón. Melón. Del infierno. Hazlos invierno en mitad del fuego. Que rayen profundo la mampara de cristal. Timbres de castillo. Aprieta. Aprieta más fuerte. Aprieta, cojones. Por dios. En esta chupada atea. Caguémonos en lo más sagrado. Así, con mi boca llena. De polla. De pollas. De prepucio. De glande. De huevos. Se me pone una carita preciosa. Sí, de niña pequeña. Con carita de puta. Con tu polla. Con tus huevos. Apretados contra mi barbilla. Trae pan. Para mojar. Mira como tengo el coño. Mira como están las sábanas. Mira el charco. Ahógate en él. No respires. Desparrama. La leche inmensa. Sobre mi escote. Que brote. Caliente y espesa. Que brote. Que críe. Malvas después de correrte. Y ya. Si éso. Después de irte. Vuelve. Revuelveme el pelo. Dame un beso. Y cómeme el coño. Ya sabes. De lo que se come se cría. Se crea. Toma mi coño. Sé dios. Recréate con él. Siete días. Son mis genes. Mi génesis. No voy a permitirte, descansar. Come.

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( escrito originariamente en el facebook del blog)

domingo, 2 de julio de 2017

Ángulo.


Recto. 
En la esquina de aquella habitación.


Esquinada yo.
Esquivando te.

Permisiva. 
Generosa.
Cariñosa.
Comprensiva.
Gilipollas.
Pardilla.
Estúpida.
Curva. 
Mi  pequeña tripa.
Sobre mi pequeño coño.
En la esquina de aquella cama.
Esquinado tú.
Esquivando me.
Cómeme la polla. Que bien lo haces. Cuanto me gusta. Un poco más. Casi me corro. Adoro tu boca. Me fascina tu lengua. Así. Sigue. Qué cabrona. Qué bueno. Qué placer. Qué gusto. Va a reventar. Un minuto más.
Comerte el coño. No tengo confianza. Sólo un poco. Uno. Dos. Tres. Escondite inglés. Si mi clítoris fuese un doberman ahora mismo estarías sin rostro. Hasta el que te sobra. Ya no más. Hasta aquí. Te gusta, eh. No. Que borde. Al borde del colchón. Deja de hablar. Hablas mucho. No gimas tan alto. No pidas. ¿ Dónde vas? 
Donde pueda irme. Sola. Me voy. ¿ Ya? . No. Ya me iré. Sola. Recta, entre todas mis curvas. Sin esquinas. Larga en la intimidad de mi cama. Esa que me entiende, me cuida. 
A mí.
A mi pequeña tripa.
A mi pequeño coño.
Sin pollas. Enormes. Ni medianas. Ni recogidas. Todas ellas. Que dicen tanto dentro del pantalón. Y son mudas entrando en mi culo en pompa. 
Mierda. 
Pa ti. Que lees.
Pa ti. Que no lees.
Pa mí. Que voy y lo escribo.
Con mi pequeña tripa. 
Con mi pequeño coño.
Rectos. 
Derechos.
Porque los tienen.
Al mismo nivel. 
Aunque  me hagas ras. 
En el corazón.
Porque todavía. 
Hago el amor.
Follo.
Con alma, corazón y vida.
No como tú.
Con la neurona que corona tu polla.
Eunuco.
Sin recursos
Poseedor de un prepucio con carne.
Y muy poca chicha.
Y muy poca entrega.
Ya no quiero más. 
Vuestros polvos de cobro revertido.
Sois obtusos. 


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viernes, 30 de junio de 2017

Virando.


Guardo en este coño de plástico piedras.
Todas. 

Dicen que en el olvido está la clave. 
Soy de otra opinión.

Se aprende sin necesidad de tumbas. Con el cadáver a la vista. Desprovistos de amnesia. Cuando el souvenir terrible puede mirarse sin paro cardíaco, sin lágrima, sin vista, sin nada. 
Esa piedra se vuelve lección de vida. Para seguir viviendo. Para seguir muriendo. Para seguir, y dejar de ser un poco aquello, para ser algo más ésto, más nuevo, más, y mejor.
Y allí, en la vasija, entre las ingles depiladas hace tres días, no sólo caben pollas, juguetes, dedos, y placer. 
Allí donde el clítoris se hace piedra cuando el deseo y la pasión son potentes. Habitan cólicos antiguos que acompañaron tu sexo. 
Lecciones bajo las erecciones. Flujo de vida, entre el flujo suave y caliente de un organismo descontrolado. Que fluye. Hacia lugares nuevos. Esperando. Un click. Enacjar. Esa pieza perdida. Demolida. Derruida. Golpeada. Arrastrada. Después de aquella minuciosa arquitectura propia. Filigranas barridas de un plumazo. Que era una hostia. En todo el centro de aquel universo mío. No pude más que vomitar toda una vida. Supurar. Sangrar. Transfusión. Venas abiertas de par en par. Sin cortinas. Que corra el aire. Para verme correr a mí. Con la cabeza del pollo. Bien amarrada. A unos pies bien sujetos. Dentro de un calzado certero.
Pero en aquella cama, me mataron. Me mató. Cerró mi puerta a los orgasmos compartidos. En medio de aquel despropósito. De aquella violencia invisible. Se encargó de hacerme morir por debajo de mi ombligo. 
Susurrando palabras en mis oídos ciegos de algo que parecía amor. Llamándome inválida. Sin decirlo. Invalidando todo lo descubierto con ojos de niña curiosa hasta entonces. Aquella chispa en aquellos mis ojos, tan puros, tan limpios, tan naturales, y tan llenos de mí. De aquellas manos mías con doce años masturbándome por primera vez entre azulejos blancos. Descubriendo aquel pequeño botón de felicidad. Maravillada de que los pulmones sirvieran para algo más que respirar. Que ahogándote podías estar más viva incluso. Y que los pezones podían ser poliédricos. Cuantas alfombras sintieron mi culo desnudo. Espejos descolgados de las paredes para ver mi sexo reflejado.  Un dedo pequeño. En un coño pequeño. Lleno de pequeños y rizados pelos oscuros. Floreciendo. Jugando. Amando la vida a través de mí. Otra vida. La que no te cuentan. La que de pronto imaginas. La que de pronto te asalta. Y te masturbas cada noche para vivirla. Los fines de semana dos o tres. Las noches eran largas. Papá y mamá fuera de casa. Un pequeño televisor en blanco y negro. Porno ligero de la época. El brazo de un nenuco. La mecedora y las piernas a caballo. Almohada amiga de formas masculinas. Espejos. Siempre espejos. Subida a la taza del wáter. Acrobacias. Piernas menudas. Temblando. Sobre esa pieza donde reposan los culos cuando cagan. Una necesidad. Mientras tu dedo acaricia el pubis. Y un poco más adentro. Sientes que debes hacerte pis encima. Dejarte ir. Notar la orina caliente. Liberadora. Entre tus muslos. Hacia tus rodillas. Fría ya en tus tobillos. Sin saber por qué. Te gusta. Supongo, sin suponer demasiado, que con catorce años no entiendes el morbo. Ni tu cabeza se explica, ni quiere explicarse, por qué de pronto, aplicar el aire caliente de un secador de pelo en tu sexo, te hace palpitar el corazón al ritmo de tu coño. Sonríes. Empapas el sofá de ti. Y a los diez minutos, rebobinas la cinta vhs, para volver a comenzar. 

Perdí la virginidad a los dieciocho. 
Hasta entonces. Mis manos se hicieron mis mejores amigas, mis aliadas, mis secretos, mis amantes, mis maestras. Benditas. Sororas. Compañeras. 
Hasta entonces. Después vinieron historias diferentes. Otros post. Para otros momentos. Sólo decir. Que no hace tanto tiempo, pero hace ya mucho, en otra vida. Me cortaron las manos. Me amputaron. Hay egos que sólo saben ser parásito. Hacerse dueños de otros cuerpos y vampirizarlos para poder ser algo. Un algo muy pequeño. Sin valor. Sin valentía. Esa parte carece de importancia. Importan mis muñones. Que crecen y se reafirman en soledad. Qué dedos más largos. Qué nuevas amigas. Qué nuevas compañeras. Qué nuevas maestras. Cuanto las quiero. Más allá de mi cama. Muñones. Muñecas rotas. Buscando aguja e hilo para coserse a la vida, para coserse las venas, para correrse al riego sanguíneo.  Para correrse.  Para volver. Para regresar. Como ha regresado el resto de mí. Me falta una parte,  y me siento perdida. Frágil. 

Es un viaje. 
Y es un viaje diferente. 
Todo lo demás, dependía de mí. Y yo, de alguna manera, puedo con todo.
Este billete, ha de ser doble. Asiento de dos plazas. 
Me encabrona. Me desespera. Me jode. 
Porque no saben joderme. 
Uno sí supo dejarme bien jodida. 
Pero joderme. 
Demasiadas boquillas, para alguien que no fuma. 
Demasiadas camas, aunque hayan sido pocas, donde me perdí para no encontrarme. 
Y serán menos todavía. 
No valen la alegría. 
De un coño alegre.
De unos muñones alegres. 
Más que te jodan, más que estés jodida, más que no sepan joderte, más que haga mil años que no jodas en condiciones. La vida, es una joda. 
Y una joda, es alegría. 
La alegría sólo depende de ti.
Vuelvo a mis sábanas, voy a darme alegría. 
Hasta que alguien, vuelva a saber hacerme reír. 

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jueves, 29 de junio de 2017

Polvo y paja.

Cubiertos de  polvo  y paja.
Yo era  el polvo, tú la paja.
Tú eras el polvo, yo la paja.
Paja tras paja.
Polvo tras polvo.
Hasta que ya no fuímos nada.
Hasta que empezamos a ser todo.
Dejándonos ir. 
Fluyendo.
Hacia el principio de todo.
Hacia el final de nada.
Sintiendo.
Fluidos.
De mi coño en tu  boca.
De mi coño en tus manos.
De mi coño en tu polla.
De  tu polla en mi coño.
De tu polla en mis manos.
De tu polla en mi  boca.
Tú fuera de ti, dentro de mi.
Yo fuera  de mi, contigo dentro.
Ambos fuera de sí.
Fuera del no. Fuera del tiempo.
Fuera los ojos.
Sólo dos miradas profundas.
Como mi coño.
Y tú perdido. 
Tan adentro.
Que prefiero perderme contigo.
Antes de salir a  buscarte.
Después.
Siempre. 
Otras cuatro veces hasta que sea de dia.
Hasta que sea nunca.
Como cada vez que llamas al silencio.
Mientras me besas la nuca.

domingo, 18 de junio de 2017

Yo leo, tú escribes.


Después. La nada. La nausea. La arcada. La garganta. Contenida. Hecha un nudo. Con una lágrima colgando de cualquier cuerda vocal. Parecía música. Juraría que era música. Puede que fuese el ombligo. Dejando ir una tristeza retenida. Un dolor sutil recién llegado. Un golpe. Sordo. Porque no llegó a escucharlo. Ni quiso. Cuando yo se lo expliqué. Siempre soy yo. Parece ser. Llevo un veredicto de neón sobre las cejas. Mentira. Media verdad. Entonces. Música. Desde el ombligo. Con pelusas. Y lágrimas. Torrente. Inverso. Como todas aquellas veces que lloré hacia dentro. Y después me pudrí. Mis plantas de los pies lo recuerdan. Todavía huelen. A abono. A güano. A compost. A mí. Aquella vez que morí. Tantas veces. Que ya no recuerdo. Por cada ataúd que pasé. Que morí, Que moré. Que sufrí. Lápida. En mi ombligo. Epitafio. De silencio. De música. Con bemoles, con forma de lágrima. Corcheas. Corcho. Duele. Sin motivo. Mi pequeña nariz apunta al ocaso. Queda una hora de luz. Para olvidar. Que yo escribo. Como aquel que lee. Que yo escribo para no morirme sin música. Que yo escribo para leerme. Que yo escribo para no olvidarme. Que yo escribo. Y punto. Y seguido. Seguido de ombligos que lloran una tarde de domingo. Sin saber por qué. Ni falta que hace. Dentro del ombligo  están las tripas. Escúchalas llorar. Debajo. El coño. Míralo. Llorar. Para saber follar. Hay que saber. Llorar. Saber llorarse. Saber lloverse. Saber verse. Saber follarse. Saber sentir. Hasta la náusea. Hasta la nada. Hasta la lágrima. Hasta el ombligo. Hasta... ¡ Basta! 

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viernes, 16 de junio de 2017

Oídos.

Todavía sin recuperar.
Dos cajas negras que escuchan en eco lejano.
Noto la presión.
Las orejas no.
Como esta mañana.
Notaba todo.
Menos las orejas.
Mientras no escuchaba nada más que a mi piel.
A mis dedos boca abajo.
A mis piernas en tensión.
A mi culo en pompa.
A mi almohada bajo mi vientre.
A mis pezones rasgando la funda.
A mi coño en expansión.
A mi vibrador a toda potencia.
A mis suspiros sordos.
A mis jadeos ciegos.
A mis pequeños gritos sin tacto.
A mí volando.
Desapareciendo.
Del cuarto, Hecha mitad.
Partida entera.
Partiendo.
Sola.
Dentro de mí.
Abandonando el mundo.
Y mis oídos.
Y mi oído.
Haciéndose tapón.
Taponados ellos.
Taponada yo.
Por tres de mis dedos derechos.
Taponado el ruido.
Por mis oídos.
A ritmo de concorde.
Traspasando la barrera del sonido.
Muriendo un poco.
Resucitando otro poco.
Sorda.
Ciega.
Porque cerré los ojos.
Muda.
Porque perdí mi grito.
Manca.
Porque gasté mis manos.
Coja.
Porque dejé sin fuerzas mis muslos.
Sola.
Porque sí.
Donde esté un silencio. Con lágrima. Y orgasmo instantáneo. Pero lleno. Que se quite la música vacía. Envuelta en  papel llamativo. De seda. Convertido rapidamente. En lija del siete. Ahí. En cama ajena.
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sábado, 10 de junio de 2017

Recuerdo


Recuerdo mi coño repleto de polla. 
Recuerdo tus manos repletas de mí. 
Recuerdo nuestros besos incompletos de ambos. 
Recuerdo follar veinticuatro horas seguidas.
Recuerdo haber guardado el amor en la mesilla. 
Recuerdo, sin embargo, haber hecho el amor. 
Recuerdo, que podría ser mañana. 
Y me da, por recordar, que todo es posible. 
Incluso yo. Recordando lo que está a punto. 
Con un recuerdo tan potente. Que me da hasta miedo que suceda. 
Pero es que me seduces. 
Recuerda. 


jueves, 8 de junio de 2017

P.


Me partió en dos con la polla. 
Así empezó todo. Hace tanto que hace mucho.


Hace tanto que hacía mucho que no lo recordaba. Pero siempre estuvo ahí.
Con su polla. Y aquel piso franco. Y aquella colcha bordada. Y aquella camiseta imperio por todo refugio.
La primera vez. Compramos una lata de albóndigas. Sabían a mierda. A mierda muy rica. En otro piso trinchera. Destartalado. Apenas una olla. agua en ebullición. Hormonas al mismo nivel. Una cocina de gas. Y combustión flotando en el ambiente.Y esa lata roja, al baño maría. Como mi coño. Novato. Sin estrenar. Curioso. Lleno de prejuicios. 
Tantos años pajeándome. Imaginando. Queriendo lo que creía que no debía de quererse. Porque entonces, te enseñaban que para querer había que quererse, y mucho. Y darse a respetar. Claro, el respeto dependía de un hombre. No de ti misma. Tus propios impulsos. Y tus propias leyes. Ya estaban escritas. Y el veredicto era muy feo, y comenzaba por P. Así, que le hice esperar. Y esperamos los dos. Y una tarde cualquiera. Después de la academia. Albóndigas de plástico. Sofá de terciopelo. Ningún atisbo de digestión. Y una puesta en escena. Con una chica ya puesta. Y un chico dispuesto. E hice el papel. Papelón. Papelería fina. Pobrecilla. Haciéndome la dormida en aquel sofá. Boca abajo. Porque si pasaba, pasaba menos. Era un secreto. Algo que sucedería a medias. Y puede, que si cerraba los ojos lo suficiente me enterase menos. Y algún ente superior también. 
Albóndigas. No había cristo que las comiese. Yo boca abajo. Él detrás. Un aliento. En mi oreja. Así descubrí la potencia de la invisibilidad. El morbo del roce. Lo sexy de mi propia inactividad. La sensualidad de alguien detrás. Con sus manos en tus pechos. Como una pequeña violación que no lo era. Pero siempre he imaginado más que respirado. Y yo estaba dormida. O me lo hacía, Y aquello no estaba sucediendo. Aunque era tan rico. Mi culo asomando mientras desaparecía el pantalón. Pompa. Descubrí que un culo en pompa es muy sexy. Que el aire en tu coño desde atrás es sugestivo. Con las manos, aprisionando mis pezones. Y su polla, de pronto entre la raja de mi culo. Recordemos, era un juego ficticio. Que jamás sucedió. Pero pasó. Porque sólo fue la puntita. Y me guardé mi felicidad, bajo llave. Porque era felicidad con P mayúscula. Y me lo iban a notar por la calle. Y yo era la niña de papá y mamá. Y por más que yo quisiera follar, había que hacer el amor. Y regalar, tu virginidad como si fuese algo maravilloso, en vez de una inmensa putada, un lastre y una albóndiga de mierda. 
La segunda vez. Ya en el piso franco. Él sin ropa. Blanco, blanquísimo. Con aquella polla de 22. Qué miedo. Aquel lunar al lado del ombligo. Aquel nombre que grité tantas veces, pero se llevó el viento. Aquella colcha. Mi camiseta imperio. Sangre. Una P gigante en la frente. Una polla gigante en mi coño. Culpabilidad tocando los huevos. Sus manos tocando mis tetas. Qué díficil. Algo tan fácil. Algo tan bueno. Algo tan divertido. Cuanto drama. Por un segundo. Que separa la virginidad de la putez. Deberían enseñarnos que ser zorra es bueno. Para la salud. Para la autoestima. Para la vida. Para el coño. Para las tetas. Para la piel. Cuanto dolió. En el coño partiéndome en dos. En la cabeza partiéndome los esquemas. 
Y luego yo encima, cabalgando. Descubriendo. Que aquello me encantaba.  Que quería hacerlo siempre. Que mi coño era un putón verbenero. Y las albóndigas un mal aperitivo. Donde esté un rabo. Y una mujer sin ataduras. Porque yo fui aquella. Y lo fui mucho tiempo. El tiempo que dura la vida. Que te lleva y te trae y a veces te hace ser otra. Pero aquella polla, me partió en dos. Y yo volé. Donde había volado yo sola muchos años. Allí donde está el placer y no hay esquina de retorno. Donde los jugos se hacen carne, grito y miel. Donde la piel se hace gemido. Donde las niñas se hacen putas. Donde el prejuicio se cuelga en el perchero de la entrada. Sólo que a veces vuelve. Pero ya no compro albóndigas. Aunque a veces me quieran hacer pasar carne picada por entrecot de primera. Y mira, no. Yo quiero mirar al cielo, donde se mira cuando te cagas en dios, y que una p me parta en dos, mientras me clavan la P de puta. Porque las que somos  putas, nacemos así, aunque nos digan lo contrario, y vistamos piel de princesas.  Qué también lo somos, pero ni es todo el cuento, ni toda la verdad.
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lunes, 5 de junio de 2017

Fresquita

Fresquita. Entra la mañana por el aire. Y yo desnuda. Con las ventanas abiertas. De par en par. 
Después de la noche. Profunda. De sueño ligero. De sueños revueltos. De calor denso. Ya no hay quien duerma. Algo duermes, pero duermes mal. Se duerme raro. Se descansa poco. Se dan vueltas. El calor da vueltas sobre ti. Tú sobre las sábanas. Eres un nudo de tela, cuerpo insomne, sueños desordenados, y calor pegajoso. Son las ocho y media. Cinco minutos más. De baba colgando sobre la almohada. Te quedaste dormida, pero apenas lo recuerdas. Ahora, medio despierta. Mientras colocas el tirante dle pijama, y abres la oscuridad al sol. Subes las persianas. Despliegas las ventanas. Te estiras. Sonríes al mundo. Y te envuelve el aire. Fresquito. De la mañana. Qué rico. Respiras. Cierras los ojos. Vuelves a bajar el tirante. Bajas el pantaloncito del pijama. Subes los brazos. Dices adiós al maldito tirante y al resto de la tela. Te estiras de nuevo. Desnuda. Te pones de puntillas. Y tomas el aire. Y tu piel es el aire. Y tus pezones son el aire. Y tu ombligo es el aire. Y tu pubis una nube, que pasa, que corre. Fresquito. Abres los ojos. Murmullos en la acera. Gente que corre. Quizá te han visto varios vecinos. Quizá. Puede. Qué vergüenza. Qué sexy también. Hace corriente. Brisa en mi culo. Brisa en mis pechos. Parecen dedos. Fríos. Fresquitos. En una piel nocturna todavía con sueño, todavía templada, todavía sola, con su vergüenza y su sexy. Todavía es temprano, para la nada. La hora en punto para el aire que entra. Y me tumbo. Sobre la sabana bajera. Ya fresca. Mi cabeza sobre la almohada a rayas. Ya fresca, también. Y esta mano fresca, de esta mente fresca, con estas ganas frescas, se dirige al pan. Carne y brisa. Dedos y aire. Calor y fresco. Vergüenza y sexy. Frente a la ventana abierta. Mientras la acera habla. Yo guardo silencio. Guardo la ropa. Guardo la vergüenza. Abro mis piernas. Para que me folle el aire. Esta piel de gallina. Estos pezones de piedra. Este clítoris de gominola. Sale al aire frío, mi flujo caliente. Y un gemido que es un susurro. Casi no me oigo. Se lo lleva el aire. Mientras pellizco un pezón. Mientras violo la parte de mí que todavía está caliente. Con tres de mis dedos. Y gimo de nuevo. Para escucharme mejor. Acelero el ritmo. Se acelera el pulso. Se acelera el aire que entra. Vendaval. Remolinos de aire sobre mi piel desnuda. Remolinos de carne sobre mi coño desnudo. Vueltas, vueltas, vueltas. Creo que voy a correrme. Y me corro. Y me dejo llevar. Por un orgasmo fresco. Un calambre fresco. Unos temblores frescos. Un ay. Aprieto mis piernas. Aprieto mi mano sobre mi vulva. Aprieto los ojos. Para ver a quien quiero ver. Y sentir un beso fresco. Después de una paja fresca. En esta mañana fresca. Antes de darme una ducha fresquita. Porque tengo que irme. Cuando todo lo que yo quisiera. Es volver a dejarme ir. 


miércoles, 31 de mayo de 2017

Luz.


Hágase la luz. 
Y la luz se hizo. 
Y apareció un polla. 
Una polla magnífica. Magnífica verga. 
Deliciosa. Estupenda. Erecta. Sensual. Apetecible. 
Linda polla. Digna polla. Joder, qué polla. 
Sabrosa pinta tiene la polla. 
Follable la jodida polla. 
Jodible la follenda polla. 
Se me llena la boca de polla. 
Mmmmmmmmmmmm. 
Ñam. Slurp. Flush, Flish. ¡ Tracatrá! 
Desperdicio de polla. Pollón. Rabo. 
Y qué prepucio, oigan. Qué cabeza de turco más molona. Casco alemán de rechupete y rejoneo. De saltarse toda la banca. De aprisionarla con todo el coño. De clavártela de forma profunda y un tanto dolorosa. Pommette Vlad la empaladora, frente a la polla. ¡ Tracatrá! 
Cuerpo flamenco. Sangre flamenca. Vagina flamenca. Coño gitano. Zapateado. Clítoris en pie de guerra. ¡ Jau! Fumemos la polla de la paz. 
Aquí, Y después gloria. Gloria bendita. Bendita polla. Verga bendita. Bendición de rabo. Pito bendito, gorgorito. 
Apaga la luz. Déjala encendida. Ni pa ti ni pa mí.  A media luz los dos. Polla entera. La veo. Subo dos tetas. Apuesto una corrida. Espera que quito el tapete. No va más. Dámelo todo. Yo y tu blanca palidez. De crema. Cremoso pubis. Cremosa polla. Polla de danone. Se me hace danonino el chirri. Parece que refresca. Llueve. Chirri mirri. Gotea una cañería. Gotitas de miel, en mi cascara de nuez. Coñito mojado. En expansión. En erección. Pico de pájaro la punta del clítoris. Ay, qué dolor. Se me excitan los calambres. Y la carne. Me estoy poniendo roja. Roja coño. Roja polla. Roja sexo. Ah, caperucita golosa. Cargando a la izuquierda. La polla. Y mi pecho grande. Mi teta redonda. Siniestra. Dura. Botón de ancla. ¡ Arriad las velas! . ¡ Trincad la mayor! , ¡ Qué me trinque la polla!
Polla que no has de comer, déjala correr. 
Me cago en todo.
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martes, 30 de mayo de 2017

Late


Late compleja y complicada la vagina. 

Late en corrientes alternas de voltajes imposibles.
Late y transporta. La sangre, mi flujo, tu esperma. 
Creo que va a estallar el corazón. 
No importa. 
Mi vagina se hará cargo. 
Late. Retumba. Duele. Explota. Muere. Sobrevive. Como los buenos corazones. Como los corazones muertos mil veces. Como los ojos rotos. Como las bocas rotas. Como las manos muertas. Como las uñas mordidas. Como los estómagos flacos. Todos hemos vivido, sobrevivido, sobremorido, alguna vez, o varias, sin corazón. 
Vagina. Profunda. Oscura. Hambrienta. Sacia más que un ventrículo. Cada músculo su función. Y en el patio de butacas. Un coño. Una polla. Un latido gigante. Corazones ausentes. Medio aplauso. Me limpio nuestra corrida con el telón.

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domingo, 28 de mayo de 2017

Sé.

Lo sé.
Sé que me espías.
Sé que me visitas.
Sé que me lees.
Cada día. Cada publicación. No comentas. Te masturbas. E imaginas.
Me imaginas a mí. Desnuda. En cada postura que me describo. Abierta. Mojada. Expuesta. Cachonda. Preparada. Excitada.
Te imaginas a ti. En cada situación que describo. Detrás. Encima. Debajo. Empujando. Lamiendo. Mordiendo. Eyaculando. Follando.
Sé que te corres.
Sé que quieres comentar.
Sé que quieres decírmelo.
Sé que quieres hacer realidad cada post.
Sé que fantaseas.
Sé que me deseas.
Cada día. Cada publicación. Escribo. E imaginas que es por ti. Para ti. De ti. Y es posible. O no. La duda te enciende. Tocas tu polla. La acaricias. Cierras los ojos. Intentas verme. Dentro de tus cuencas. Desnuda de nuevo. Cabalgando tu pene. Erecto. Gordo. Duro. Me ves. Encima. Con el capullo dentro. Aprietas tu verga. Sientes mi coño. Gritas mi nombre. Porque lo sabes.
Lo sé.
Sé que lo sabes.
Ahora sabes que lo sé.
Pajeate.
Sé que quieres.
Sé que quieres que lo sepa.
Sé que quieres que te imagine.
Sé que quieres formar parte.
Sé que tu polla también lo quiere.
Así que te escribo. Y te describo. Y bajo mis braguitas. Y meto mi mano entre mis labios. Y está caliente. Y está húmedo. Y mis dedos se pringan. Y mis dedos acarician. Y mi clítoris se hincha. Y tengo que dejar de escribir.
Lo sé.
Lo sabes.
Nos estamos masturbando los dos.


domingo, 21 de mayo de 2017

En el piso de arriba.

Quiero vivir en el piso de arriba. Ése en el que no sé quien vive. Pero viven. Y reviven. Mientras yo me remuerdo las uñas. Quiero ser yo quien despierte a la vecina de abajo, cada día a las siete y poco de la mañana. Mañana tras mañana. Día tras día. Sobresaltarla. Con ese aullido. Ese grito. Fino. Que atraviesa los oídos a cuchillo. Quiero ser yo, la que parezca que me están rajando desde la boca hasta el culo. Quiero ser yo, la que llene el silencio frío con un gemido caliente. Quiero ser yo, la que atraviese imaginaciones. Porque sólo se me escucha a mí. En el último piso. Invisible. Mudo. El vecino. Que debe ser magnífico. Sólo alguien maravilloso provoca esos gritos día, tras día, tras día, a las siete y poco de la mañana. Sólo alguien maravilloso hace del inicio de tu mañana algo maravilloso. Y caliente. Los gritos derriten las paredes. No resiste nada el pladur. La muchacha lo resiste todo. Quisiera saber que es éso irresistible que la resiste cada mañana. Y algunas tardes. Después de comer. Hora de sobremesa. Sobrealfombra. Sobresofá. Sobre lo que sea. También debajo. Ni siesta ni pollas. Bueno pollas sí. Al menos ésa. Que hace gritar de esa manera. Vivo taquicárdica perdida. Me despierto acelerada. Pero sola. Y esos gritos. Ahí arriba, que no son míos, aunque los quiero para mí. Más tarde se escucha la ducha. Ya no es importante. Ya pasó lo bueno. Hasta la sobremesa. Primera hora de la mañana. Primera hora de la tarde. Quizá también a última hora de la noche, ya más en silencio, en calma. Quiero imaginar que sí. Porque yo quiero ser la vecina de arriba. Tres veces al día. A las tres horas casi en punto. Siempre a punto. Ya no quiero seguir suspensiva.
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Piel

A veces mi piel no es mi piel. Es la piel de otro cubriendo mi cuerpo. Otra piel haciéndose pasar por mi piel. Tu piel necesitando mi piel. Mi piel imaginando otra piel. Piel ajena siendo propia piel, sin estar.  A veces sólo estoy yo. En soledad. Con esta piel. Cierro las piernas. Cierro los ojos. Ambos muy fuerte. Y un destello. Interno. Me atraviesa. Desde el pubis hasta el cerebro. Explota. En forma de algo sabroso. Relamo. Mi lengua. Y. Entonces. Ya no soy. Mi piel. Soy piel, tan sólo. Alguna otra piel. Que se apodera de mi carne. Para volverme líquida. Muslos abajo. Tan abajo, que en mis tobillos. Podría estar tu lengua. Jugando. A subir. Hasta mi ombligo. Yo líquida cuesta abajo. Tú denso, cuesta arriba. En el ombligo tropezamos los dos. Quizá un poco más abajo. Hoy no me apetece decir coño. Porque lo tengo. Respingón. Líquido. Y tu lengua tan densa. Podría morir si digo coño. Hostias. Quiero morir. Voy a decir coño. ¡ Coño!. Deja ahí tu maldita lengua. ¡ Muéreme!. De piel. Líquida. En tu boca densa. Con mi coño dentro. Haciéndose piedra. Piedra. Que se licua. Para volver. A hacerse. Piedra. En tu boca de piedra. Con tu lengua líquida. Ahora dime polla. Aunque no la vea. Susúrrame... polla. Grítame ¡ polla!. Dame,  polla. Dura, densa, piel. Dámela. Dentro de lo más adentro de mi coño respingón. Y reviéntame la piel que no se ve, hasta que tu polla de piedra, se vuelva líquida. Fóllame, hasta dejarnos, sin coño, sin polla, sin piel.
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jueves, 18 de mayo de 2017

Bochorno

Bochorno. Calor. Pies de madera. Apenas un  hilo de aire. Sin calcetines. Sin  pantalones. Sin camiseta. Fuera el top. Fuera las bragas. Desnuda. Me sobra la cama. Bochorno. Calor. Piernas abiertas. Coño húmedo. Axilas sudadas. Me sobra bochorno. Me falta aire. Me falta vergüenza. Me sobran ganas. Pero hace tanto calor. Manos de piedra. Duras. Inflamadas. Secas. Calor. Calor. Calor. Aquí no hay quien duerma. Me suda el pelo. Me sudan las pestañas. Me suda el coño. Húmedo. Sudado. Suave. Dulce. Salado. Cachondo. Sobre esta cama que sobra. Abro las ventanas. Del todo. Entra algo fresco. Entra luz. Qué le den por culo a todo. Culo sobre la cama. Que se eleva. Mientras la espalda se arquea. El coño se abre. Para recibir. Mis dedos. Unos pocos. Casi todos. Todos. Mano entera. Chorreo. Gemido. Grito. Suspiro. Aire. Garganta seca. Quejido. Ojalá pudiese morderme mis propios pezones. Ojalá fuese de carne ésto que tengo al lado. No me apetece meterlo. Son casi las doce. Comencé a las diez. En realidad ya me he hecho la paja. La estoy escribiendo. Después de casi dos horas magreándome el coño. Pasando mi pequeño vibrador por el clítoris. Los labios. El montecito rico de terminaciones nerviosas. Casi una hora, casi llegando. Al clímax. Sin llegar. No quiero. Un ratito más. Qué rico. Cuanto me gusta. Joder. Qué buena estoy. Joder. Qué buena está. Esta paja infinita. De infinito calor. Y aire. Masturbarme. Follarme. Joderme. Hacerme el amor. Penetrarme. Pajearme. Círculo vicioso. Con mi juguetito en círculo. Sobre la carnecita circular. Que palpita. Da calambres. Y me hace. Gozar. Jadear. Chillar. Pedir. Gritar. Morderme el labio. Soñar contigo. Con tu polla. Enorme. Tus huevos llenos. Depilados. Que metería ahora en mi boca mientras casi me corro. Lamería, todo tu escroto. Palparías mis pechos. Los machacarías. Y luego un beso. Enorme. Eterno. Denso. Bochornoso. Lleno de lengua. Saliva. Falto de aire. Lleno de carne. Y llena de carne yo. Con tu polla entrando. Llenando. Llegando. Al fondo de mi coño. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah. Me fui. Ya no estoy. Ha sido tu polla. Ha sido mis manos. Ha sido mi juguete. Y la sábana echada a perder. Mojada. Sucia. Con olor a coño. Recién corrido. Y mi cuerpo laxo. Con mis tetas desparramadas. Mi mano en la entrepierna. Para sujetar. Esa corriente. Después de la explosión. Que todavía me dura. Y quiero que esté. Cuando vuelvas.
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sábado, 13 de mayo de 2017

Polla pequeña, NO.

No soporto las pollas pequeñas. Me da igual lo que digan. Ja. Un hombre seguro de sí mismo, con la polla muy pequeña, le soplará lo que yo opine. A un hombre experimentado en el sexo, con las cosas claras, y que no da nada por supuesto ni sentado, le dará igual. Aplaudirá, incluso. Pollas pequeñas. No las soporto. Y no pienso pedir disculpas. Como si fuese algo malo. Como si me creyese superior. Como si no debiese. No las soporto. ¿ Y qué?. Mi coño es pequeño, quizá tampoco le guste a alguien. Aunque con el paso de los años, voy descubriendo. Que los hombres tienen menos filtros. La mayoría porque un polvo es un polvo, y es suficiente con que una mujer no sea orco. La minoría, la chachi, no soportan según qué cosas. Como yo las pollas pequeñas. Pero a mí no me filtran, porque saben que doy morbo, que soy sexy, que adoro follar. Y puede que no encaje con el amante. Aunque ambos sabemos, que por lo menos habremos aprendido y disfrutado. El caso es que yo. No. No disfruto de una polla pequeña. No me llena. No me excita. No la siento. No da juego. No me agrada a la vista tampoco. No. Y no. No voy a tolerar que me digan que tengo un problema. Una limitación. Como si tuviese algún tipo de incapacidad sexual, o física. Que si no me valen todos los hombres del mercado por el tamaño de sus pollas. Que igual alguien me gusta pero su polla es pequeña y la jodí. ¿Y?. A mí no me vale todo el mercado masculino por mil cosas. Pelos en la espalda. Olores corporales. Obesos. Muy bajitos. Feos de la muerte. Latinos. Sí, seguro que pueden ser encantadores. Excelentes amigos. Pero follar, oh, follar es otra cosa. Es morbo, pasión, líbido, sex appeal, seducción. Y yo, lo siento. A estas alturas sé que me seduce y lo que no. El ojo es importante. Aunque a veces, alguien puede llegar a sorprenderte. Y es que tampoco se trata de es mi tipo, no es mi tipo. Sí, la mayoría de las veces, porque conocemos nuestro cuerpo a estas alturas, y lo que hace que se nos revolucionen las bragas. Pero puede haber alguien que se salga del mapa, y bienvenido. A pesar de éso, lo que no se soporta, no se soporta. Ni una polla de treinta. Ni una polla pequeña. Ni quiero morir empalada. Ni dejar de sentir algo que llene mi coño. Y mi coño no es especial, ni limitado, ni incapaz. Es un coño seguro, bregado, logrado con el paso de los años, sabio, selectivo. También mi mente. También mi líbido. Y éso no me hace ni encasillarme, ni limitarme. Me hace segura. Segura de lo que quiero yo, y de lo que quiere mi coño. Igual follo menos, pero es que yo FOLLO, no me conformo.
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lunes, 8 de mayo de 2017

Sofás.

Los carga el diablo. Una va a tomarse unos mojitos. Le ponen daiquiris. Se asoma al fondo. Decoración muy hippie. Todo sofás. Ancha es castilla. Para una primera cita. Daiquiri que baja. Risa que sube. Cojín para aquí, cojín para allá. Me acomodo. Te acomodas. Esa mano que acaricia. Ponga otros dos, camarera. Ese beso. Buen morreo. Otro morreo. Alarma en las bragas. Plim!. Menos mal que estamos solos. Monto a horcajadas sobre el que era un desconocido hace dos horas. Me sube la camiseta. Toma un sorbo de daiquiri. Y tres sorbos de mis tetas. Espero que la camarera no aparezca en este preciso momento. O sí. Ay, qué más da. Qué rico. El daiquiri. Y ese chupar de pezones. También. No pares. Vaquero contra vaquero. Cabalgando en un sofá de un garito cualquiera. Noto la polla. Empapo la tela. Sus manos en mi culo. Todo muy adolescente. Como en aquella discoteca juvenil. Qué recuerdos. Entonces había que llegar a casa a las doce, o a la una. Con un calentón de cojones, y mucha vergüenza. Hoy cojo a los cojones por los cuernos.  ¿ A mi casa? .Sí. Buscamos el coche. Más besos. Caricias por callejuelas. Tiquet. Semáforos. Un botón. Vaquero semibajado. Esa mano. Que va al pan. Y sube el pan. Subo yo. Me subo por las paredes agarrada al reposabrazos de la puerta del coche. Gimo. Cien coches pasan. Su mano se posa. Investiga. Pellizca. Encuentra. Creo que he empapado el asiento. Cierro los ojos. Gira el volante con la izquierda. La derecha en mi coño. Dos dedos dentro. Cuando llegamos. Falta un poco. Agarro su mano, con mi mano. Aprieto. Quiero más dedos dentro. Más adentro. Más adentro.  Pero chiquilla. Mmmm. Uf. Gimo. Vuelvo a gemir. Alguien pita. Me la suda. Yo también sudo. Con este sol. Y este calor. Y mi coño en un asiento. Y esos dedos dentro. Y alguno fuera. Llegamos. Subimos. Abres. Otro sofá. Día de sofás y asientos. Fuera camiseta. Fuera sujetador. Fuera tetas. Chúpalas. Y las chupa. Y las muerde. Y me tira en el sofá. Adiós pantalones. Y bragas. Estoy desnuda. Otra vez con todos esos dedos dentro. Ya totalmente dentro. Me arqueo. Mientras me chupa. Mientras me lame. Se acerca. Se acerca. Se acerca. Ya está dentro. Toda dentro. Me doy la vuelta. Veo todo el sofá. No sé que pasa detrás. Pero pasa de todo, porque grito, chillo y aúllo. Se desmontan los módulos del sofá. Casi me caigo. Nos recogemos mientras me empotra. Mi cabeza casi en el suelo. Mi culo casi en el techo. Su polla llegando a mi garganta. Pum. Pum. Pum. Pum. Pum. Ahora mi cabeza contra el respaldo. Mis caderas a cien por horas. Yo también me muevo. Mi culo contra la polla. Toma. Toma. Toma. Toma. Su mano en mi coño. Su mano en mis tetas. Mi grito en el cielo. Mis piernas perdidas. Corremos más que el coche. Este coño va a toda velocidad. Pum. Pum. Pum. Pum. Es de noche. Ya es de noche. Ya me fuí. Ya nos fuimos. Corrida en mis caderas. Es hora de irse. Es hora de contarlo. Es hora de un paracetamol. Menudo dolor de cervicales. Y el coño, pidiendo más guerra.
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