lunes, 27 de enero de 2014

A paja abierta.


¿ Alguien se acuerda de su primera paja? Yo tampoco.

Curioso como la memoria selecciona el recuerdo de la primera vez con otro antes que con una misma. ¡ Qué caprichosa! ... y en cierto modo equivocada. Me gustaría poder volverlo a visionar en mi cabeza. Cómo a una cría de apenas 11 o 12 años le da por experimentar con su entrepierna de tal modo, que hasta su primer polvo el dedo se convirtió en su mejor amigo nocturno. ¿ En qué momento crucial mi mano se deslizaría por debajo de las bragas?. ¿ De qué manera el índice prevaleció por encima del resto y se hizo dueño de aquel botón carnoso que nunca había sabido para que servía?. ¿ Y las vueltas? Ese movimiento circular de sedosa fricción tiene que ser algo que viene de fábrica con el instinto. ( de toda aquella que lo tenga, claro. Las hay que lo siguen negando a muerte, como si amarse el coño fuese pecado mortal. Y una efectivamente se muere, pero de gusto)

En aquellos tiempos experimentales que no recuerdo como comenzaron, éramos tres. La cama, mi osito y yo. Ojalá supiese cuando se sumó mi mano... o cuando mi pubis la reclamó. Cuando y como. Y por qué. Es que nos convertimos en una cuadrilla inseparable y amante de la investigación. Con apenas dos incipientes pechos y dos o tres pelos en la zona inguinal, yo me asomaba al mundo onanista, varias noches por semana. Cierto, no sé cuando se inició, pero si sé como sigue la película. Porque por más extraño que parezca, el oso estuvo unos cuantos años más conmigo, al igual que las barriguitas y barbis por el día mis dedos jugaban conmigo por la noche. Sobre todo ya con un par de añitos más, en los sábados de la casa de mis tías. Espero que nunca se enteraran. Nos acostábamos todas pronto, pero sólo ellas dormían en su cuarto del fondo en aquella habitación de camitas gemelas. Yo en aquel cuarto de cama doble, con sus dos mesitas, su tocador de espejo inmenso y un aparatito pequeño de televisión viejo y en blanco y negro. ¡ Qué juergas! Bendito canal play boy. Ahí los dedos resultaron no ser suficientes. El espejo, la almohada y un brazo de Nenuco se sumaron rapidamente a la pandilla. 

Abrazarse a un cuerpo anónimo a través de la almohada, sentirlo por cada recoveco de tu piel, ligero, meloso y a la vez denso y casi real. Abandonarse a las caricias de un trozo de plástico color carne y con formas que recordaban a una polla de las que había visto en las películas, sentir el roce de otras texturas que no fuesen las mías, imaginar mis labios acariciados por un pene "virtual". El salto al espejo, con el camisón patas arriba, y mi cara virginal haciendo obscenos gestos de putilla barata copiados de las revistas, eran el preludio del orgasmo. Después caía redonda y hecho un ovillo palpitante, mojado y satisfecho, sobre el colchón. Y como al día siguiente me levantaba tarde, aún daba tiempo para jugar una partida más.

Por supuesto las pajas se fueron perfeccionando, se añadieron otros ingredientes con el tiempo. No perdí la virginidad temprano, así que tuve tiempo de gozarme a mí misma como loca con totales premeditaciones, alevosías y descomunales maratones. ¡ Ay, aquella cinta de vhs! No sé ni como no se rompió de tanto rebobinar. Y aquella otra, donde María Schneider hacía saltar sus pechos mientras yo asaltaba mi coño en vertiginosa velocidad. Tampoco hubo espejo de casa que quedara sin mancillar. El día que experimenté con pinzas de la ropa, ¡uf! ....

Y todo ésto venía, porque ciertamente me he salido ( y no sabéis cómo), a que las chicas le damos ( o le dábamos), una importancia suprema a aquel primer chico que lograba entrar en nosotras ( ése será otro post, aquel canalla de polla descomunal lo merece); y sin embargo nuestro propio goce, descubrimiento y autofolle pasa como de puntillas por nuestra memoria. Yo lo reivindico totalmente. Nunca debí callarme cuando las demás decían que no se masturbaban, que que asco las pajas. Señoras... son lo mejor del mundo, la base sexual de una misma, la materia prima de nuestros futuros polvos. Nacemos como un mapa en blanco, y qué mejor que descubrirse, poner cada punto cardinal en el sitio adecuado, colonizar nuestros placeres, conquistar nuestros orgasmos, y después cuando no haya terreno sin haber sido bautizado; salir al mundo y poner en flandes todas las picas que podamos. No hay nada mejor que follar, por más que a ellos les dejemos el timón, teniendo nosotros la brújula.

viernes, 24 de enero de 2014

Cosas de chicas.


Hablaba yo ayer con una amiga. Una conversación de lo más mundana e intrascendental, hasta que un chascarrillo llevó a unas risas, las risas a una confidencia, y la confidencia a una temática de lo más jugosa.

Sobre todo con mucha pulpa, porque nos pusimos a hablar de coños y terminamos fantaseando con la apariencia de nuestras posibles partenaires. Ahí, hubo algo que dijo ella, que se sumó a otro algo que mi mente ya se había encargado barajar, que me dió que pensar. ( ahora dejo  los ques" y me meto en el fregado)
¿ Cómo sería esa chica por la que nos dejaríamos comer el coño? Yo solté lo primero que pensé, que delgada. Ella fue más clara, tanto que con su propia claridad reconocí mi propia luz: "supongo que en el fondo una chica como yo o como me gustaría ser yo". No podía tener más razón.

Todas y cada una de las veces que he imaginado unas manos femeninas recorriendo mi cuerpo, unos labios de mujer acariciando mis ingles o unos pezones desconocidos frotándose contra los míos... eran muy similares a los de una servidora. Reconozco que me gustan mis manos, que me encantan mis labios, y que mis pezones siempre han sido enormemente alabados. El resto... el resto no está mal, pero como a todas, me gustaría un poco menos de aquí y un poco más de allí (casi siempre un poco menos). Creo que unos pechos como los míos me estorbarían, unos un poco más pequeños retozando contra mi escote no estaría  nada mal. Las caderas más finas, y los muslos  más definidos, la tripa lisa y suave, y la cintura muy estrecha. Con el pubis no hay pérdida, si habéis leido el post anterior, como el mío es perfecto. Y la cara... éso ya es más complicado. De actriz de película porno seguro que no. No me gustan nada. Así que en mi mente, en realidad, nunca tienen rostro.

¿ No creéis que no hay nada más erótico que dos mujeres follando? Yo también. Es absolutamente sensual y armónico. Me produce una excitación acojonante. Aunque tengo que reconocer que no sé si sería capaz de llevar esa imágen a la práctica, lanzarme a la fantasía. Hacerla piel y lengua. Siempre y cuando cumpla todos los anteriores requisitos. Me veo más exigente que con un hombre, ahí con que no sea repulsivo, me atraiga sexualmente, y la tenga lo suficientemente gorda como larga, sirve. Con una chica debe ser algo más refinado, aunque luego el polvo te muerda de lo más salvaje, ella, debe ser como debe ser. 

¿ Qué cómo debe ser? Después de la conversación, y de una meditada reflexión ( cosa de lo más rara en mí) , estoy casi convencida que debería ser un doble de mí misma pero perfeccionado. Supongo que por éso, siempre que me casco una paja hay un espejo de por medio.

jueves, 23 de enero de 2014

Encuentros en la tercera frase




Acabo de encontrarme con un amigo. Con un conocido. Bueno, en realidad es mi esteticista.  Un chico muy majo que me cae bastante bien. 
Lo he visto a lo lejos, sus rizos son inconfundibles; y antes de que él subiera el mentón ya estaba yo saltando y saludando desde el borde de mis bailarinas de ante. Soy así de expresiva, que le vamos a hacer. Que se girase el resto de peatones de la acera y me pusiesen mala cara no es culpa mía. Deben ser los recortes  que se aplican hasta en las sonrisas. 
Esperé la luz verde bailoteando entre mis medias mientras en mis orejas berreaba Kate Perry, y corrí a darle dos besos y desearle buen año. 
-Hola Sergio. ¿ Qué tal? . Por cierto, feliz año.
Y ahí me  estrujó con fuerza entre sus brazos. Mi yo pizpireta huyó como alma que lleva el diablo, me quedé pasmada. Para algunas cosas tan caliente, para otras tan pava.
¿ Sabéis esos abrazos que además de achuchar hablan? Sí, esos que mientras las yemas de sus dedos te atraviesan hasta la encería, susurran en tu oreja: te follaría aquí y ahora, no pongas cara de tonta. 
Entonces apretó un poco más y me atravesó con aquellos ojos grises. - Ven pronto. Tienes la piel un poco seca.  Y pasó su índice por la línea de mi pómulo mientras se despedía.

En Febrero tengo cita con él. Estoy nerviosa, no sé como va a tomárselo mi piel.

miércoles, 22 de enero de 2014

180º


Soy más. 
A veces menos.
Y desde luego no soy sólo ésto.

Abro abanicos, recargo el chip y aviso. Me he hartado de la casilla, quiero el tablero entero y jugar con todas mis piezas. No seré una dama, pero desde luego sí una reina.

martes, 21 de enero de 2014

Desnuda... sin más.



Hoy yo, y mi piel desnuda.

Nada más.

Y ver la vida y la mañana pasar desde los bordes de mi piel. 

Simplemente desnuda.

Desde el pensamiento hasta los pies.

lunes, 20 de enero de 2014

Labios de muñeca

 
Hoy he vuelto a encontrarme en la ducha del gimnasio con la chica del coño de pavo. Esta vez no me he quedado  mirándola con esa mezcla de repulsión y curiosidad obsesiva que te obliga a fijarte aunque no quieras. Le he susurrado un rápido hasta luego mientras me enrollaba la toalla y salía a la zona de taquillas.

Los había visto en fotos, en algún vídeo, pero nunca así, en vivo y en directo enjabonándose en el chorro de al lado. Siempre he sido de labios menores recogidos, aunque ultimamente me da la impresión de que han crecido un poco. ¿  Serán como el pelo, las orejas y las uñas, que crecen hasta depués de muerta? Menos mal que quiero ser incinerada, si no los gusanos iban a encontrar chicle infinito entre mis piernas y navajas de albacete en mis falanges.  Lo de esta chica sería descomunal, ahí en el ataúd años despues, momificada, con tanta piel entre sus piernas que darían para un bolso de mano, tres monederos y un llavero. Espeluznante.

Espeluznada estaba yo todavía en la taquilla pensando estas cosas tan alimenticias, cuando la chica ya vestida ( así no se le notaba nada, con shorts y medias pasaba totalmente desapercibida la ... pava) me devolvió el hasta luego mientras salía del vestuario. Yo seguía ensimismada, y mojada, y no era cuestión de pillar un constipado por un pubis de  moco de pavo.

Así que me sequé, y al llegar a mi coñito me entretuve un poco entre sus pliegues y pensé... qué Nancy lo tengo por dios, ¡ qué Nancy!

Luego, ya vestida, me dirigí al portal.

sábado, 18 de enero de 2014

Mía



Hoy estoy sola. Sola y remolona. Con una de esas soledades donde el silencio es el rey. Y yo adoro el silencio, es un gran amigo, sabe como conectarme conmigo misma. Aprovecharé que no tengo planes hasta media tarde, y la casa y el tiempo son míos.

Hace un rato he puesto la calefacción, me he desnudado, he subido el termostado dos grados, y ahora mismo me dispongo a viajarme a sentirme.  Abriré el grifo de agua caliente al máximo, y  me daré una ducha ardiente y placentera. Enjabonaré mi cuerpo despacio y sin esponja, recreándome unos segundos más donde crea que deba hacerlo. Cuando el vaho me tapone los sentidos, cortaré el chorro, me envolveré unos segundos con mi toalla turquesa y la dejaré caer al suelo mientras el aire del calefactor choca con cada esquina de mi piel. 
He dejado a propósito la cama sin hacer, me tumbaré todavía desnuda y caliente en ella, sentiré el frío tacto de las sábanas cambiadas de ayer en la espalda y el culo, abriré mis piernas, deslizaré una mano hacia mi vulva y la otra la subiré hacia mis pechos, y me masturbaré tan despacio como pueda hasta que no pueda más. Me dará igual lo que pueda pensar el mundo, me olvidaré de la vida, me haré el amor  a mí misma suave y lentamente para luego, en ese momento donde todo se arremolina y el deseo es más grande de lo que pueda caber en el cuerpo, me follaré con premeditación y alevosía; dejando mi coño, mis tetas, y mis ganas, marcados a fuego con un orgasmo brutal.

Luego volveré a ducharme, y si todavía queda tiempo para las cuatro de la tarde, puede que me haga una pajilla rápida.

viernes, 17 de enero de 2014

Don de lenguas



Hay besos que te paralizan el alma, otros el pulso y los realmente buenos detienen a ambos. A veces basta con los labios, pero hay lenguas que merecen un reino, algún trofeo y un post. 

Esas lenguas largas, suaves, carnosas y tremendamente jugosas. Esas artistas del roneo y el baile lascivo labios adentro. Aquel que posea un apéndice bucal de semejantes características y tenga el don de saber hacer malabares con él... puede llegar a ser el amo. Y yo la esclava. 

Que te violen con un beso no tiene precio, que te maten con una mamada no se paga con nada. Un morreo largo mojado y sedoso, que te deje en silencio y con la boca abierta, que al desaparecer el amago de un gemido corte el aire mientras los dedos vuelven a callarme el paladar y el interior de mis carrillos. Y mientras esos dedos largos capturan mi boca, tu bajas dejando una caricia con el remolino de tu pelo a lo largo de mi cuerpo, hasta el pubis. Rosado, húmedo, anhelante y palpitante, te espera. Se retuerce ante tu respiración, y se elctriza al mero contacto de la punta de tu lengua. El tiempo huye, escapa la cordura; espatarrada, empapada y desatada, él único contacto con el mundo es tu lengua. ¡ Qué jodida tu lengua! ¡ Cómo sabe! ¡ Cómo me domina! ¡ Cómo me excita! 

Meriéndame a lametazos, haz del paroxismo mi cama, penétrame y envuélveme mil veces, repasa cada pliegue de mi coño, chupa todo mílimetro de piel. Hasta puedo levitar si lo haces bien.

Y cuando tu boca, tu lengua y tu gula me catapulten hacia el  orgasmo... justo en ese momento, castígame dándome media vuelta, y empálame a cuatro patas contra el infinito.

Me iré en un grito desgarrado, dejando a tu polla envuelta en una mezcla de mi corrida y tu saliva. 


jueves, 16 de enero de 2014

Peticiones




Mastúrbate para mí. 
Nunca pensé que diría esas palabras, pero ahí estaban, colgando de mis dedos como el asombro en tus ojos. 
Hazte una paja, y que sea sólo mía.
Éso no sé si llegué a decirlo, pero sonaba a realidad aplastante, caliente y dura. 
Aplastado, caliente y duro me dijiste que sí. Y yo cerré la puerta, la ventana y los ojos, salí y prometí volver a entrar cuando hubieses acabado.
Ahora soy yo quien se pajea para tí, sólo para tí mientras me vas contando como tu polla y tus manos me habían obedecido. 
Ay, si pudieses verme.

miércoles, 15 de enero de 2014

Cavando.



Nunca una paja había estado tan vacía de mí, tan llena de demostrarme que todavía podía hacérmela, tan obligada por aquella frase de piedra colgada en una ventana incierta, tan débil y falta de talento, tan larga como efímera, tan oscura como un ciego buscando amor en un cuarto desierto. 

Me huele el dedo algo que parezco yo. Me tiembla el pulso que no el alma ni la vida. Me lloran los ojos que no mi orgasmo. Ese orgasmo cutre y vomitivo que acabo de tener y que no ha sabido a nada. La piel se me va a romper de tanto odiarla, y las pestañas hace ya tres días que han huido, no soportan mis lamentos.  Estoy por desahuciarme de una vez por todas. Y enfrente no entienden nada, porque los vecinos miran pero no saben ver. Abrazo el teclado por huir de mí. Sin embargo... sería capaz de vivir por un puñado de besos furtivos y comprensivos.

lunes, 13 de enero de 2014

Restos




Ya no recuerdo tus manos. Si hasta me he olvidado de las mías.
No sé en que día se abrió aquella puerta por la que se escapó el calor antes de cerrarse. 
Ahora pinto ventanas en este cuarto oscuro, postales de aquel sexo sucio convertido en el asco más limpio. Y mientras... la vida se clava en mis sienes como antes lo hacían tu polla o mis dedos.
Hay veces que echo de menos la piel, el esqueleto está frío, no abriga y hace damasiado ruido. Así un día tras otro, hasta que el cuerpo aguante, hasta que el silencio me mate.

domingo, 12 de enero de 2014

Dicen que volví



Kilos de más, euros de menos...

Subiré esta cuesta acompañada de alforjas y flotadores, con los bolsillos vacíos, el coño seco y las ilusiones perdidas. La salud decidió darme una patada en el culo tras las campanadas. Se rompió un adorno del árbol en mil pedazos con todos mis sueños dentro. He pasado mucho frío, un frío helado, cerúleo e infinito que me ha carcomido los huesos y parte de los sesos. A mis muslos los reyes les han traído una cremallera con velcro, ni tan siquiera me depilo ya. Creo que tengo el alma de rebajas. Pasen por caja, me vendo por un beso, una caricia o alguna migaja de corazón sin masticar.