viernes, 4 de octubre de 2013

Cada vez que me mira me enciendo. Me enciendo cada vez que le miro.




Candela pura, cerilla brava.

Se me encoge el ombligo, se repliega, se esconde y me apuñala. Clavado como un disparo certero y eléctrico que se me desparrama. Electricidad, calambres, que son aire y ventolera, y me viajan en laberinto indefinido esquinando la redondez de mis deseos.

Llama viva, brasa amarga.

Revienta mi coño en mil latidos sostenidos, rompiendo la quietud de mis alarmas. Resbalo entre los charcos de mis ganas, me caigo de bruces asomada a tu ventana. Son mis venas, es mi pecho, mis entrañas quienes pican al cristal. Puro fuego ante tu alfeizar, derretida y anhelante, silenciosa y secreta, tremendamente viva deseando pasar.

Me quema densa este incendio que provocas. Arden mis tetas, mis pezones, mi clítoris y mi boca. Y ante este desperdicio de piel caliente, tan sólo se me ocurre que eches más leña al fuego. Quiero verme ceniza, rescoldo y polvo, en el marco de tus brazos, en el quicio de tus ojos.


4 comentarios:

  1. Al pan pan y al fuego Candela!!! Bien dicho!!! Besos

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  2. Electricidad, calambres en tus terminaciones nerviosas...Calor y fuego...
    Necesitas un bombero hábil, con una buena manguera ;)
    Buff que calor... me voy a tomar algo fresco.
    Besos Pommette.

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  3. Ay cuando un hombre es capaz de provocarte de esa manera...
    A veces, algunos, deberían llevar en la frente la palabra "Perdición"

    Besos, pequeña.

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